Todos aquellos que crecieron en la década de los noventa o principios de los dos mil, seguro escucharon gritar en la televisión la frase: "¡Yo te elijo!". Pokémon no sólo es una franquicia de videojuegos o una serie animada: es todo un fenómeno global que ha marcado la infancia de millones desde su estreno hasta la fecha. Al lado de gigantes como Dragon Ball, Los Caballeros del Zodiaco y One Piece, esta saga japonesa se convirtió en ícono del anime, con un tierno ratón eléctrico amarillo de mejillas rojas que se volvió una de las figuras más reconocidas del entretenimiento.
Pero, a diferencia de Goku o Luffy, Pikachu no nació en la pantalla chica, sino en una consola portátil. Mucho antes de que Ash viajara por el mundo con una mochila y cero intenciones de envejecer, el universo Pokémon ya nos dejaba explorar regiones enteras desde el viejo Game Boy. La mecánica era simple pero adictiva: atraparlos a todos, entrenarlos y formar un equipo invencible. Poco a poco fue cómo se construyó una tradición que durante años se mantuvo firme hasta que un videojuego decidió romper las reglas.
Aunque hay elementos tradicionales en cada entrega, como empezar con un Pokémon inicial, recorrer gimnasios, y completar la Pokédex, en 2003 Nintendo decidió arriesgarse y hacer las cosas de forma distinta con una jugada valiente que, a la larga, dejó una huella más profunda de lo que muchos recuerdan. Fue en ese año que la consola GameCube lanzó un título que, sin buscarlo, se volvió legendario: Pokémon Colosseum, el primer RPG de la franquicia en 3D.
The Pokémon Company
Pero lo realmente curioso no fue el salto gráfico, sino que lo que hizo especial a este juego fue que rompió con una de las mecánicas fundamentales del mundo Pokémon: no podías atrapar criaturas salvajes. En lugar de salir al pasto alto y encontrarte con un Caterpie, en Pokémon Colosseum los combates eran diferentes. Aquí el objetivo era "rescatar" Pokémon que habían sido corrompidos, llamados, los "Pokémon Oscuros"
Estas criaturas habían sido manipuladas por una organización misteriosa y solo el jugador era capaz de purificarles y regresarles a su estado original. Y aunque al principio sonaba raro no poder buscar Pokémon salvajes por tu cuenta, la historia y la forma de divertirse compensaron por completo ese cambio. En lugar de capturar por coleccionar, aquí se trataba de sanar y de salvar a los monstruos de bolsillo, dando lugar a una trama mucho más oscura y madura que lo que el público estaba acostumbrado.
The Pokémon Company
Lo curioso es que, a pesar de su propuesta tan fresca, Pokémon Colosseum nunca tuvo una secuela directa. Pero con el paso de los años tendría un sucesor espiritual llamado Pokémon XD: Gale of Darkness, pero el impacto del primero fue el que realmente marcó un antes y un después. Muchos fans lo siguen recordando con cariño porque demostró que se podía hacer un juego de Pokémon sin seguir las reglas de siempre y aún así triunfar.