El cine es una especie de espejo emocional donde todos nos hemos visto alguna vez reflejados. Hay películas que nos hacen reír hasta llorar como Legalmente Rubia, otras que nos aplastan el corazón como La La Land o Historia de un matrimonio, y claro, están las que nos hacen replantearnos todo, como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. En cada una hay algo que nos conecta: el amor, el miedo, la soledad, las decisiones que tomamos o no tomamos.
Para todos lo que han tenido uno de esos días en los que piensan qué diablos están haciendo con tu vida, no están solos. Todos hemos estado ahí. Hay momentos donde todo se siente demasiado, donde el mundo gira más rápido de lo que puedes entenderlo, y hasta respirar parece mucho trabajo. Para esos días, para esas noches con cobija, botana y existencialismo, hay una película perfecta esperándote en Amazon Prime Video.
La peor persona del mundo es una cinta que no te va a dar respuestas absolutas, pero sí un montón de verdades disfrazadas de belleza, con una historia que no te promete finales de cuento de hadas, pero sí un viaje emocional que vale cada minuto. Esta joya noruega fue dirigida por Joachim Trier, y desde su estreno, se ganó un lugar especial en el corazón de muchos cinéfilos.
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La peor persona del mundo no tiene explosiones ni dragones, tampoco efectos especiales que te dejen con la boca abierta, pero tiene algo mucho más poderoso: una protagonista con la que probablemente te vas a identificar más de lo que te gustaría. Su nombre es Julie, tiene cerca de 30 años, una carrera cambiante, relaciones complicadas y un sentimiento constante de estar buscando algo, aunque no sepa qué es.
A lo largo de casi dos horas, La peor persona del mundo nos lleva por capítulos de su vida como si fueran un libro: momentos importantes, decisiones impulsivas, rupturas dolorosas y silencios incómodos. Todo contado con una mezcla perfecta entre melancolía, humor y una honestidad brutal que duele, pero lo hace en el mejor de los sentidos.
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Renate Reinsve, quien interpreta a Julie, ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes, y su interpretación no es para menos. Su forma de retratar a la protagonista es tan natural, tan cercana, que parece que está viviendo contigo, preguntándote si también tienes miedo de equivocarte, si también sientes que vas tarde y si también has amado a alguien que no era para ti.
Visualmente, la película es una delicia. Hay una escena en la que el tiempo se detiene para que Julie tenga un momento de claridad, y es simplemente mágica. Es como cuando sientes que, por un segundo, todo encaja y sabes lo que quieres, aunque dure poco. Pequeños momentos así son los que hacen que esta historia se quede contigo mucho después de que terminen los créditos.
