Cuando se habla de rivalidades legendarias en el cine de acción, muchos piensan automáticamente en Sylvester Stallone versus Arnold Schwarzenegger, o en los combates intensosdecon Jean-Claude Van Damme. Sin embargo, hay una batalla que ocurrió fuera de la pantalla y que no muchos conocen: la de Carl Weathers contra el mismísimo Terminator, pero lejos de la ciudad, en la jungla más peligrosa del cine.
Weathers, mejor conocido por su papel como Apollo Creed en la saga Rocky, compartió créditos con el llamado "Governator" en Depredador, esa joya de los 80 donde un grupo de hombres con físicos impresionantes se enfrentan a un alien con visión térmica y ganas de cazar humanos por deporte. Pero resulta ser que lo más intenso no estaba en el guion, sino en el set y en el gimnasio.
Mientras los personajes de la película eran rudos hasta el extremo, los actores no se quedaban atrás. Según contó el propio Weathers, grabar junto a Schwarzenegger se convirtió en una especie de competencia silenciosa ( a veces no tanto), por ver quién estaba más fuerte, quién entrenaba más duro y quién podía levantar más peso antes de salir a patear traseros alienígenas.
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Todo comenzó cuando Carl notó que Arnold tenía una rutina que comenzaba a las 4:30 de la mañana. No porque no pudiera dormir, sino porque su día de trabajo empezaba a las 6:00, y antes de eso había que entrenar. Pero Carl, que no estaba dispuesto a quedarse atrás, decidió levantarse aún más temprano para superarlo.
Pero, al darse cuenta de que Weathers lo estaba superando, Arnold ajustó su horario y comenzó a llegar a las 3:30 de la mañana. La competencia por ver quién tenía el físico más grande empezaba incluso antes de que saliera el sol. Carl, lejos de rendirse, empezó a salir a correr por las tardes, y mientras trotaba como todo un campeón, vio pasar a Arnold en su coche y al día siguiente el austriaco también estaba corriendo.
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Lo que comenzó como una rutina saludable entre colegas terminó en una especie de guerra no oficial de fitness. Cada uno empujaba al otro a ir más lejos, a levantar más y a aguantar más, todo con tal de no ceder terreno ante el otro. Si alguien pensaba que esto era sólo una película de ciencia ficción con músculos y explosiones, en la vida real también lo era, pero con más exigencia.
Hubo otro detalle peculiar que Carl también dejó claro lo comprometido que estaba Schwarzenegger con mantenerse en forma. Resulta ser Arnold cargaba consigo unos 36,000 kilos de equipo de entrenamiento, que ocupaban prácticamente una sección entera del hotel donde se hospedaban. Pesas, barras, máquinas y más, el actor llevaba todo lo necesario para mantener esos bíceps del tamaño de una sandía. "Pensé: ¿Este tipo tiene los brazos más gruesos del mundo. Necesito más músculo'", confesó Weathers.