Esta noche en Netflix: la película de terror de una exorcista que lucha contra demonios, prejuicios religiosos y el patriarcado
Luis Fernando Galván
Interesado en las religiones del mundo y especialista en arte sacro medieval, mis géneros favoritos son las épicas de fantasía al estilo 'El señor de los anillos', 'Valhalla Rising' y 'El caballero verde', así como el terror religioso de 'El exorcista', 'Saint Maud' y '30 monedas'.

Una historia de fe, miedo y rebeldía llega esta noche a Netflix: una joven monja se enfrenta no solo a las fuerzas demoníacas, sino también a los prejuicios de una institución que le niega su papel como exorcista.

El cine de posesiones demoníacas siempre ha estado dominado por sacerdotes varones, pero La luz del diablo llega a darle la vuelta a esa tradición. Dirigida por Daniel Stamm, quien ya había incursionado en el subgénero con El último exorcismo, la película propone una mirada distinta al introducir a una monja como protagonista de una historia marcada tanto por el horror sobrenatural como por las tensiones sociales y religiosas.

La trama arranca con un contexto inquietante: la Iglesia Católica decide reabrir escuelas de exorcismo en Boston debido al aumento global de casos de posesiones demoníacas. Sin embargo, las mujeres siguen oficialmente excluidas de este ministerio. Pese a ello, la joven monja Ann (Jacqueline Byers) se convierte en la primera estudiante en desafiar las reglas, convencida de que su destino es enfrentarse a las fuerzas del mal. Su motivación personal es clara: cree que su madre no padecía esquizofrenia, sino que fue víctima de una posesión.

La Luz Del Diablo
La Luz Del Diablo
Fecha de estreno 27 de octubre de 2022 | 1h 33min
Dirigida por Daniel Stamm
Con Jacqueline Byers, Virginia Madsen, Colin Salmon
Usuarios
3,6
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La monja exorcista que desafía al patriarcado en ‘La luz del diablo’

El guion de Robert Zappia coloca a Ann en el centro de un conflicto no solo espiritual, sino también institucional. Mientras lidia con el escepticismo y la oposición de figuras como la estricta hermana Euphemia (Lisa Palfrey), recibe apoyo parcial del padre Raymond (Colin Salmon) y del médico Dr. Peters (Virginia Madsen). Todo se complica cuando demuestra una conexión especial con Natalie (Posy Taylor), una niña de 10 años aparentemente poseída, lo que la convierte en pieza clave de un enfrentamiento mayor.

Daniel Stamm subraya que Ann no es una “heroína fuerte” en el sentido tradicional, sino un personaje que cuestiona la forma en que sus colegas hombres enfrentan al demonio. En lugar de usar el exorcismo como una demostración de valentía, Ann busca centrar la atención en la víctima, entendiendo que detrás de cada caso hay sufrimiento humano. Esta sensibilidad, que contrasta con la vanidad de otros exorcistas, es lo que convierte al personaje en un verdadero cambio de paradigma dentro del género.

Lionsgate

Por qué esta película de exorcismos está llamando la atención en Netflix

A lo largo del filme, Ann se enfrenta no solo a la posesión de Natalie, sino también al recuerdo doloroso de su madre. Stamm explicó que esta dimensión generacional fue crucial: la lucha contra el demonio no se limita a un combate aislado, sino que atraviesa familias y épocas, heredando traumas y cicatrices. Esa conexión emocional entre Ann y su pasado hace que el público empatice con ella y refuerza la tensión dramática de la película.

Visualmente, La luz del diablo recurre a las convenciones del cine de exorcismos: contorsiones corporales, voces demoníacas y atmósferas opresivas. Sin embargo, el director evita el exceso de artificio y apuesta por un tono sobrio, apoyado en la interpretación convincente de Byers. Aunque no alcanza la trascendencia de El exorcista de William Friedkin, la película logra mantener la atención y ofrecer momentos de auténtico desasosiego.

Lionsgate

Finalmente, más allá de los sustos, el filme propone una reflexión interesante: el patriarcado religioso y su resistencia al cambio. Ann encarna el reto a esa estructura, convirtiéndose en una exorcista que lucha no solo contra los demonios, sino también contra siglos de dogma. Esa doble batalla convierte a La luz del diablo en un relato que, aunque se mueve entre clichés del género, se distingue por ofrecer una mirada fresca en un terreno dominado por hombres y por reafirmar el poder de una protagonista que enfrenta al mal con fe, inteligencia y empatía.

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