Los Premios Oscar son el evento más importante del cine. Ahí se han visto vestidos que marcaron tendencia, discursos inolvidables y, por supuesto, momentos que se volvieron parte de la cultura pop. Desde Demi Moore y su icónico look en los 90, hasta la elegancia de Ryan Gosling en la alfombra roja, la ceremonia siempre ha sido una pasarela de estrellas. Y en cuanto a películas, títulos como La forma del agua de Guillermo del Toro o Todo en todas partes al mismo tiempo han encontrado en ese escenario su consagración definitiva.
Pero no todo en los Oscar es brillo y glamour. La gala también ha sido testigo de momentos inesperados, desde el golpe de Will Smith a Chris Rock hasta la insólita aparición de John Cena prácticamente desnudo sobre el escenario. La realidad es que los Premios de la Academia siempre han tenido esa capacidad de sorprender con lo mejor y lo más raro. Sin embargo, uno de los episodios más comentados de la ceremonia no tuvo que ver ni con un error ni con una broma subida de tono, sino con un silencio cargado de significado.
EL OSCAR QUE DIVIDIÓ A HOLLYWOOD
En 1999, la Academia decidió entregar un Óscar honorífico a Elia Kazan, director de clásicos como Un tranvía llamado deseo y Nido de ratas. Su nombre estaba escrito en letras doradas dentro de la historia del cine, pero también estaba marcado por un pasado polémico: durante la cacería de brujas en los años cincuenta, Kazan delató a varios compañeros de la industria ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Para algunos, fue un acto de supervivencia, y para otros, una traición imperdonable.
El Confidencial
La tarea de entregar el premio recayó en nada menos que Robert De Niro y Martin Scorsese. La sala entera se puso de pie aplaudiendo, y muchos lo hicieron con entusiasmo: Warren Beatty, Kathy Bates y otras figuras no dudaron en reconocerlo. Pero cuando la cámara recorrió el teatro, un gesto llamó la atención. Amy Madigan y su esposo Ed Harris, firmes en sus asientos, no movieron las manos y ni siquiera mostraron una sonrisa de cortesía. Lo mismo ocurrió con Nick Nolte y otros que también decidieron guardar silencio.
AMY MADIGAN EXPLICÓ SU CONDUCTA
Durante años, ese momento quedó flotando en la memoria de los fans y la prensa. ¿Por qué Madigan y Harris decidieron no aplaudir cuando casi todo Hollywood lo hacía? La actriz, después de mucho tiempo, decidió explicar la razón detrás de esa postura tan contundente.
"Sí. De ninguna manera haría eso. De ninguna manera", confesó Madigan. Para ella, la decisión estaba ligada a algo mucho más personal que un simple desacuerdo con el homenajeado. Explicó que su padre, que ya no está con vida, fue analista político y periodista en la época del macartismo, y que sufrió directamente las consecuencias de aquel clima de persecución y miedo. Con esas palabras, la actriz dejó claro que su silencio no fue un capricho, sino un acto de coherencia con sus convicciones y su historia familiar.
Entertainment Weekly
Decidir no aplaudir en un evento como los Oscar, frente a miles de personas y millones de espectadores en televisión, no es cualquier cosa. Para algunos, el gesto de Madigan y Harris fue valiente. Para otros, innecesario. Lo cierto es que marcó una diferencia. En medio de la celebración, ellos eligieron quedarse quietos, enviando un mensaje que no necesitaba palabras.
Ese tipo de actos, aunque pequeños, tienen un costo. Hollywood suele recordar tanto los aplausos como las ausencias, y no todos están dispuestos a nadar contra la corriente en un evento de esa magnitud. Han pasado casi tres décadas desde aquel Oscar honorífico, pero la decisión de Amy Madigan y Ed Harris sigue siendo recordada.