El legado de Akira Toriyama es imposible de medir en pocas palabras. Con Dragon Ball conquistó a varias generaciones, comenzando con un tono más inocente y lleno de aventuras casi infantiles, para luego transformarse en una saga mucho más intensa y épica con la llegada de Dragon Ball Z. De repente, lo que parecía una historia de un niño con cola de mono se convirtió en un espectáculo lleno de peleas cósmicas, planetas en peligro y villanos que parecían invencibles.
Con Dragon Ball Z llegaron enemigos que marcaron la infancia de millones. La serie creció con sus fans y se convirtió en un fenómeno cultural que hasta hoy sigue presente en convenciones, videojuegos, juguetes y nuevas adaptaciones. Pero hay un detalle que sorprende a muchos: aunque el cariño por Dragon Ball Z está más vivo que nunca, han pasado más de 20 años desde que vimos a Goku enfrentarse a ese villano que parecía una mezcla de dulzura y pesadilla.
El villano rosa que lo cambió todo
Majin Buu apareció por primera vez en 1994 en el anime japonés y, como suele pasar con Dragon Ball, su llegada revolucionó la serie. A diferencia de Freezer o Cell, que imponían miedo con su aspecto frío y calculador, Buu sorprendió porque parecía una criatura infantil. Grande, rosado y con una risa que parecía de caricatura, era el último enemigo que alguien imaginaría como el más peligroso del universo.
Toei Animation
Sin embargo, esa apariencia engañaba. Detrás de sus risas y su amor por los dulces había una fuerza destructiva casi ilimitada. Podía convertir a cualquiera en chocolate y devorarlo sin piedad, destruir planetas como si fueran canicas y regenerarse después de recibir los ataques más poderosos. Con Buu, Toriyama jugó con la idea de un enemigo que no seguía ninguna lógica: era caótico, impredecible y aterrador precisamente por eso.
Una saga que marcó época
La saga de Majin Buu fue la última gran etapa de Dragon Ball Z. Incluyó momentos inolvidables: la transformación de Gotenks, la fusión entre Goku y Vegeta en Vegito, el sacrificio de Vegeta en un intento desesperado por acabar con Buu, y, por supuesto, la mítica Genki-dama con la que Goku finalmente derrotó al villano.
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Fue una bastante larga, con muchas transformaciones de Buu: desde el regordete y juguetón, hasta el malévolo Super Buu y, finalmente, Kid Buu, su versión más pura y peligrosa. Cada cambio parecía elevar la tensión un nivel más, y los fans de la época recuerdan perfectamente la emoción de esperar semana tras semana para ver qué pasaba.
Hoy cuesta creerlo, pero ya han pasado más de dos décadas desde que la pelea contra Majin Buu se transmitió por primera vez. Y aunque hemos tenido secuelas como Dragon Ball Super, películas como La batalla de los dioses, la saga de Buu sigue siendo un punto de referencia. Para muchos, fue el cierre perfecto de una era dorada.
