Cuando hablamos de adrenalina en el cine, hay nombres que vienen a la mente de inmediato. Tom Cruise colgándose de un avión y escalando rascacielos en la franquicia de Misión Imposible, Keanu Reeves repartiendo golpes a diestra y siniestra en la saga John Wick, o las carreras imposibles de Rápidos y furiosos con Vin Diesel al mando del volante. Todos ellos representan esa mezcla de riesgo, velocidad y tensión que nos hace morder las uñas en el asiento.
Pero no todos los momentos más intensos del cine dependen de explosiones y persecuciones a toda velocidad. A veces basta con un teléfono, un malentendido y un villano invisible para crear un suspenso capaz de dejar a cualquiera sin aliento. Y justo ese es el caso de una película que hoy puedes encontrar en Amazon Prime Video, donde el siempre querido Paul Walker sorprendió con un papel muy distinto al que todos recordamos en la franquicia de autos modificados.
Paul Walker más allá de los autos
Para muchos, Paul Walker siempre será Brian O'Conner, el policía infiltrado que terminó formando familia con Dominic Toretto en la saga de Rápidos y furiosos. Pero en Frecuencia mortal mostró otra faceta: la del chico común que, junto a su hermano y una amiga, termina envuelto en un juego macabro con un psicópata. Esta historia, sin necesidad de grandes efectos especiales, es una de esas que logra mantenerte pegado al asiento con el corazón en la garganta.
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La trama arranca con una broma aparentemente inocente. Lewis (Walker) y su hermano Fuller (Steve Zahn) deciden divertirse usando un radio de onda corta para hacerle una broma a un camionero solitario. Fingiendo ser una mujer, lo invitan a encontrarse con ellos en un motel. Lo que no saben es que el misterioso conductor, apodado “Clavo Oxidado”, no se lo tomará a la ligera. Y lo que sigue es una persecución psicológica y física por las carreteras de Estados Unidos.
Una película que se adelantó a su tiempo
Estrenada en 2001, la película pasó un poco desapercibida frente a otros estrenos más de la época. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha ganado un lugar como uno de los thrillers más efectivos de su década. Tanto así que se hicieron un par de secuelas directas a video, aunque ninguna logró igualar la tensión del original.
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Lo mejor de Frecuencia mortal es que logra convertir algo tan cotidiano como manejar por carretera en una experiencia aterradora. Después de verla, quizá pienses dos veces antes de bromear con extraños en la radio o mirar despreocupado a los camiones en la autopista. Y aunque han pasado más de 20 años desde su estreno, la película conserva intacta su capacidad de generar nervios.
