Si algo caracteriza al universo de Dragon Ball es que no hay detalle que los fans no se pregunten tarde o temprano. Desde cómo funcionan las semillas del ermitaño hasta cómo es qué pasó con Launch, los seguidores del anime creado por Akira Toriyama siempre buscan respuestas. Y claro, cuando aparecieron los Namekusei en Dragon Ball Z, una pregunta se volvió inevitable: ¿cómo se reproducen estos seres verdes de antenas y poderes místicos?
El tema no es menor. Los namekianos, después de todo, no sólo nos regalaron a personajes clave como Piccolo y Dende, sino que además cargan con uno de los elementos más importantes de la saga: las Esferas del Dragón. Y como toda raza extraterrestre, tenían que tener un método particular para perpetuar su especie. Lo que nadie imaginaba es que su forma de reproducción provocaría una de las conversaciones más divertidas y extrañas de toda la franquicia.
Los Namekusei: una especie sin géneros
La revelación llega en un momento inesperado, con Dende, el joven guardián de la Tierra, explicándole a Bulma cómo nacen los namekianos. Su respuesta es tan insólita como memorable: los miembros de su especie generan un huevo y lo expulsan por la boca. El desconcierto de Bulma es inmediato, y con la lógica que la caracteriza, replica que eso "lo haría una mujer" Ahí llega un detalle que remata la escena: Dende no entiende a qué se refiere con "mujer", porque en Namek no existe tal concepto.
Toei Animation
El dato no solo resultó gracioso en su momento, sino que también agregó capas de misterio y peculiaridad a estos personajes. Los namekianos son una raza asexuada, lo que significa que no cuentan con división de sexos como en los humanos. Su sociedad no distingue entre hombres o mujeres: simplemente son namekianos. Y todos, en teoría, tienen la capacidad de reproducirse si poseen la energía necesaria.
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Esto explica por qué Piccolo jamás mostró interés romántico por nadie ni tuvo trama amorosa en la serie. Su papel es estrictamente como guerrero, maestro y protector, y su naturaleza biológica ni siquiera contempla la idea de pareja. En cierto modo, esto los convierte en una de las razas más singulares de todo el universo de Dragon Ball.
El origen de este método tan curioso
Si hacemos memoria, el propio Piccolo Daimaku ya había mostrado esta habilidad en la primera serie. Durante su enfrentamiento contra Goku, el viejo villano escupió un huevo de su boca, lo que demostró desde entonces que los namekianos podían reproducirse de manera rápida y estratégica, sobre todo en situaciones de supervivencia.
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Más tarde, con la llegada de la saga de Freezer y la exploración del planeta Namek, quedó claro que esa no era una rareza de Piccolo Daimaku, sino la forma natural de la especie. Personajes como Guru, el anciano patriarca, fueron confirmando que su biología estaba diseñada para asegurar la continuidad de la raza incluso en condiciones adversas.
