En las últimas semanas, Las Muertas de Luis Estrada ha causado revuelo en México y en todo el mundo. La serie se metió en las listas de lo más visto en Netflix y, al mismo tiempo, abrió conversaciones sobre temas como la violencia, la impunidad y el pasado oscuro que muchos prefieren olvidar o que prácticamente desconocen. Y para todos los que ya se aventador los episodios y se quedaron con ganas de ver otra historia igual de potente, hay una producción escondida en el catálogo que merece toda la atención de los suscriptores.
Aunque no tuvo el mismo impacto mediático ni campañas de promoción que le dieran mayor visibilidad, quienes se toparon con ella la describen como uno de los relatos más conmovedores y valientes que ha hecho Netflix en México. Si bien es una ficción, el hecho de que esté inspirada en eventos reales hace que te duele, te incomode y, al mismo tiempo, te haga la memoria de las víctimas.
Una ficción que nació de un reportaje
Se trata de Somos., la serie que retrata una de las tragedias más brutales y olvidadas en la historia reciente del país. La producción está inspirada en una investigación publicada por la periodista estadounidense Ginger Thompson en ProPublica, donde se relató cómo, en marzo de 2011, el cártel de Los Zetas arrasó con el pequeño pueblo de Allende, Coahuila.
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La conocida "masacre de Allende" dejó una huella imborrable, pero paradójicamente no ha recibido tanta atención en el cine o la televisión mexicana. Somos. vino a llenar ese vacío con un enfoque respetuoso y profundamente humano.
A diferencia de otras series y películas, los realizadores decidieron no romantizar la violencia ni hacerla una especie de "espectáculo". Por el contrario, cada capítulo es un retrato íntimo de quienes habitaban el pueblo: niños, madres, trabajadores y jóvenes que soñaban con un futuro mejor. Ver cómo sus rutinas se transforman en pesadilla es lo que da fuerza a la serie.
Una comparación inevitable con Las Muertas
El éxito reciente de Las Muertas ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre cómo la ficción mexicana aborda hechos reales de violencia. Y es inevitable hacer la comparación: ambas producciones muestran historias que nacen de un país atravesado por desigualdades y tragedias.
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La diferencia está en el estilo. Luis Estrada suele usar la sátira y la crítica directa al sistema político, mientras que Somos. opta por un lenguaje más íntimo y testimonial. Pero en el fondo, las dos buscan lo mismo: que no olvidemos, que no normalicemos y que entendamos el costo humano de la violencia.