En el cine de terror hay producciones que cuestan cientos de millones de dólares, con monstruos creados por computadora y campañas de marketing tan grandes como la película misma. Tan sólo hay que ver como cintas como Van Helsing: El cazador de monstruos, Guerra mundial Z y Soy Leyenda, invirtieron sacos y sacos de dinero para sorprender a los espectadores cuando debutaron en la gran pantalla. Pero, lo cierto es que también existen esas joyas inesperadas que, con casi nada de presupuesto y mucho ingenio, logran convertirse en fenómenos culturales que trascienden generaciones.
Ese es el caso de una cinta que nació como un experimento de suspenso. Como pocas, esta historia se filmó en apenas ocho días y terminó rompiendo todos los pronósticos que auguraban que sería una más del montón. Con una producción mínima, un elenco de actores que nadie conocía y unos cuantos miles de dólares, esta película logró acumular más de 250 millones de dólares en taquilla mundial. Y lo mejor es que está disponible en ViX completamente gratis.
Un truco de marketing inolvidable
Estrenada en 1999, El Proyecto de la Bruja de Blair cambió las reglas del juego para el cine de terror. La premisa era sencilla: un grupo de estudiantes de cine se adentra en un bosque para rodar un documental sobre una leyenda local. Lo que parecía una excursión normal se convierte en una pesadilla cuando comienzan a perderse y a sentir la presencia de algo maligno.
IFC Center
La clave fue la manera en que se presentó al público. Antes del estreno, los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez difundieron rumores en internet, que en ese momento apenas estaba creciendo, para hacer creer que el material encontrado era real. La estrategia funcionó: miles de personas llegaron al cine convencidas de que lo que verían eran grabaciones auténticas de jóvenes desaparecidos.
Terror con cámara en mano
Uno de los elementos más innovadores fue su estilo de "found footage", o metraje encontrado. La película está grabada como si fueran las propias cámaras de los personajes quienes documentaran todo lo ocurrido. Entre imágenes temblorosas, gritos fuera de cuadro y largas secuencias, todo parece que es auténtico.
Kino Aero
Esa técnica, que ahora es muy común en el género, en su momento resultó fresca y perturbadora. Hacía que la experiencia fuera más íntima, como si el espectador también estuviera atrapado en el bosque junto a los protagonistas. Muchos incluso abandonaron la sala por el mareo que provocaban las cámaras en movimiento, pero la mayoría salió aterrorizada y fascinada.
La bruja que nunca vimos
Otra de las claves de su impacto fue lo que nunca se mostró. A lo largo de la película, jamás vemos de manera clara a la supuesta bruja ni a ningún monstruo. Todo queda en sugerencias, ruidos extraños, figuras fuera de foco y el miedo a lo desconocido.
The Independent
Este recurso, que hoy parece obvio, fue revolucionario. Mientras otros títulos apostaban por mostrar criaturas sangrientas o efectos especiales, El Proyecto de la Bruja de Blair decidió que lo invisible sería mucho más aterrador. Y lo consiguió: hasta hoy, miles de espectadores siguen recordando la sensación de angustia que dejó su final abrupto y perturbador.