Cuando hablamos de Jeremy Renner muchos lo relacionan de inmediato con su papel de Hawkeye en The Avengers el Universo Cinematográfico de Marvel. El arquero silencioso, siempre al lado de Iron Man y Capitán América, se volvió parte de la cultura popular en la última década. Pero antes de volverse un ícono en la pantalla grande con superhéroes y franquicias millonarias, Renner protagonizó una de esas películas tan reales que se siente más como un documental, y hoy sigue siendo recordada como una obra maestra del cine bélico moderno.
La cinta que arrasó en festivales, que se llevó la gloria de la temporada de premios y que colocó a su protagonista bajo la mirada del mundo entero. La crítica la calificó como una experiencia cinematográfica brutal, intensa y emocionante, y el público la abrazó como un retrato incómodo de la guerra que parecía demasiado cercano a la realidad.
Una mirada cruda a la guerra moderna
La cinta en cuestión es Zona de miedo, un thriller bélico que además de acumular más de 130 nominaciones en distintos festivales y ceremonias internacionales, conquistó seis premios Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Dirección para Kathryn Bigelow. De hecho, la cineasta se convirtió en la primera mujer en la historia en ganar ese reconocimiento.
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Estrenada en 2008, Zona de miedo no se parece a los típicos blockbusters de acción donde todo son explosiones, música épica y héroes indestructibles. La historia sigue a un escuadrón de artificieros del ejército estadounidense en Irak, especialistas que desactivan bombas improvisadas mientras su vida pende de un hilo en cada misión.
Renner interpreta al sargento William James, un hombre con nervios de acero, pero también con un carácter impredecible que choca con sus compañeros de equipo. Mientras para algunos la guerra es un infierno que quieren dejar atrás, para él parece ser una adicción. La adrenalina del peligro constante, el silencio previo a cortar un cable y la obsesión por enfrentarse una y otra vez al límite, le hacen sentir vivo.
Un éxito inesperado
Lo curioso es que Zona de miedo no era la típica producción destinada a ser un fenómeno de taquilla. Fue rodada casi como una película independiente, con un presupuesto relativamente modesto para el género, de alrededor de 15 millones de dólares, todo sin el respaldo de grandes estrellas en ese momento. Renner, de hecho, no era todavía un nombre famoso en Hollywood.
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Pero lo que parecía un proyecto pequeño se transformó en un huracán. El realismo de la puesta en escena, la tensión que Bigelow lograba en cada secuencia y el magnetismo del reparto, que también incluía a Anthony Mackie y Brian Geraghty, convirtieron a la cinta en una de las favoritas de la crítica internacional. Y cuando llegó la temporada de premios, arrasó por completo.
Hoy, a 17 años de su estreno, Zona de miedo sigue siendo un filme incómodo y actual. No hay discursos patrióticos ni héroes invencibles. Lo que se ve es el desgaste psicológico de los soldados, la rutina insoportable del peligro y la delgada línea entre la vida y la muerte.