Octubre siempre trae consigo un aire distinto. Entre disfraces, maratones de películas de terror y la inevitable búsqueda de algo que asuste de verdad, muchos usuarios de Netflix se lanzan a explorar el catálogo en busca de esa producción que combine sustos con buena historia. Y es que no se trata solo de ver El exorcista, El legado del diablo o El Resplandor, sino de encontrar relatos que dejen una huella, que hagan pensar mientras encienden la luz del pasillo antes de ir a dormir.
La plataforma de la "N" roja tiene un historial interesante en ese terreno. Desde thrillers inquietantes hasta series que juegan con lo sobrenatural, hay para todos los gustos. Pero cada tanto aparece una propuesta que va más allá, que no solo espanta, sino que logra colarse en las conversaciones y, durante semanas, se convierte en la recomendación obligada entre amigos.
La obra inquietante de Mike Flanagan
Aunque han pasado un par de años desde su estreno, Misa de medianoche es esa miniserie que sigue siendo el ejemplo perfecto de ese tipo de historias. Creada por Mike Flanagan, este nombre ya era conocido entre los fans del terror gracias a La maldición de Hill House y La maldición de Bly Manor. Pero con Misa de medianoche logró algo diferente: una historia más íntima, con un trasfondo religioso y filosófico que, al mismo tiempo, no escatima en escenas perturbadoras.
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La trama se desarrolla en una pequeña comunidad isleña que, al principio, parece como cualquier otra. Todo cambia con la llegada de un nuevo sacerdote, carismático y misterioso, que pronto comienza a atraer a los habitantes con supuestos milagros. Lo que parece ser un renacer espiritual se convierte en una pesadilla que mezcla fe, fanatismo y terror sobrenatural.
Más que sustos: un horror reflexivo
Lo que distingue a Misa de medianoche es que no depende únicamente de jumpscares o criaturas para atrapar al espectador. La serie construye un ambiente inquietante desde lo cotidiano: las charlas en la iglesia, las tensiones familiares, los secretos de los habitantes. Poco a poco, la sensación de normalidad se va desmoronando hasta que lo macabro se instala en cada rincón.
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La propuesta de Flanagan combina diálogos profundos sobre la vida y la muerte con escenas que parecen sacadas de una pesadilla. Y es justo esa mezcla la que hace que la serie sea tan efectiva. Terminas reflexionando sobre la fe, el arrepentimiento y la redención, y al mismo tiempo que tratas de olvidar ciertas imágenes que se quedan grabadas.
Desde su estreno, Misa de medianoche se convirtió en tendencia mundial. La serie generó debates sobre religión, fanatismo y los límites de la fe. Y aunque algunos la encontraron demasiado densa en ciertos momentos, la mayoría coincidió en que su atmósfera opresiva y su desenlace brutal la colocan como una de las mejores producciones de terror en años.
