Keanu Reeves ha demostrado que puede asumir cualquier papel con autenticidad inigualable. Desde el implacable John Wick hasta el cínico y encantador Frank en La boda de mi ex, su capacidad de adaptación es absoluta. Sin embargo, incluso con este historial, Reeves rechazó un papel que podría haberlo catapultado al estrellato de Hollywood si no cumplía con sus expectativas creativas.
El actor de La casa del lago y Constantine es conocido por estudiar a fondo cada personaje antes de aceptarlo. Su objetivo siempre ha sido sumergirse por completo en la psicología, los hábitos y las exigencias físicas del rol. Para Reeves, interpretar un papel sin conocerlo a fondo nunca ha sido una opción, ya que la autenticidad y la coherencia con el personaje son prioritarias.
Keanu Reeves y su obsesión por comprender a fondo a sus personajes
Para interpretar a Jonathan Harker en Drácula de Bram Stoker de Francis Ford Coppola, Reeves dedicó meses al estudio de la literatura victoriana y trabajó en adoptar los patrones de habla de la época. En The Matrix, se sumergió en la filosofía de la simulación y estudió teoría y artes marciales, eligiendo aprender wirework y combate él mismo en lugar de depender de dobles.
Cuando Reeves recibió el guion de Máxima velocidad, en el que interpretaría al oficial de SWAT Jack Traven, consideró que la descripción de su personaje era demasiado superficial. Lo definió como “muy frívolo”, un conjunto de líneas obligadas y clichés de acción mezclados con comedia ligera, que no reflejaban la realidad ni el potencial del personaje.
Twentieth Century Fox
La exigencia de Keanu Reeves: cómo un actor cambió un guion y redefinió su personaje
Reeves no dudó en expresar su desacuerdo: “No estoy realmente interesado en eso. Creo que podemos hacerlo mejor”, compartió en entrevista para Entertainment Weekly. El director Jan de Bont, convencido de que Reeves era la elección perfecta, involucró a Joss Whedon para reescribir el guion. Eliminó chistes forzados, frases cliché y cualquier rasgo que debilitara al personaje, adaptándolo a la visión del actor.
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Además, Reeves aportó detalles basados en su experiencia previa con la LAPD (Departamento de Policía de Los Angeles) durante Punto de quiebre, destacando que los oficiales reales son increíblemente respetuosos con la vida humana incluso bajo presión. Esta perspectiva ayudó a construir a Jack Traven como un héroe creíble, que actuaba con firmeza pero sin caer en el exceso o la arrogancia habitual de los filmes de acción de los 90.
El resultado fue un personaje que conectó instantáneamente con la audiencia. Jack Traven no imitaba a Douglas Quaid ni a John McClane, ni dependía de bravatas innecesarias o diálogos trillados. Reeves logró que un thriller de acción se sintiera fresco y verosímil, demostrando que su enfoque meticuloso y comprometido con cada personaje siempre rinde frutos.