El género de terror siempre ha tenido un imán especial para las audiencias. Desde los clásicos monstruos de Universal, como Drácula, Frankenstein o El Hombre Lobo, hasta fenómenos recientes, como La sustancia y El legado del diablo que juegan con los miedos más contemporáneos, el cine de horror ha sido capaz de reinventarse una y otra vez. Hoy vivimos un boom de producciones que exploran asesinos seriales, sectas, posesiones y hasta adaptaciones de casos reales.
Lo más inquietante es que, en varias ocasiones, la inspiración detrás de estas historias no proviene de la imaginación de un guionista, sino de sucesos verídicos. Ahí entran en escena personajes como Ed Gein, la más reciente entrega de la franquicia de Monstruos de Netflix. Pero la realidad es que los crímenes macabros del estadounidense, ahora interpretado por Charlie Hunnan, se convirtieron en material para películas desde décadas anteriores.
El origen de un monstruo cinematográfico
Una de las películas más influyentes del género, esa que incluso Quentin Tarantino describe como "una de las pocas películas perfectas que existen", nació directamente de sus espeluznantes acciones: La masacre de Texas. Estrenada en 1974 y dirigida por Tobe Hooper, la cinta cambió para siempre las reglas del juego en el cine de terror.
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Fueron su crudeza, su atmósfera asfixiante y la violencia que transmitía, incluso sin mostrarla de manera explícita, las que marcaron un antes y un después. La cinta presentaba a Leatherface, un asesino enmascarado que vivía en una casa apartada junto a una familia igual de perturbadora.
Este personaje no surgió de la nada, sino que estaba inspirado en Ed Gein, el criminal que en la década de los cincuenta conmocionó a Estados Unidos por sus asesinatos y, sobre todo, por su obsesión con desenterrar cadáveres para fabricar objetos con partes humanas. La mezcla de horror real con ficción convirtió a la película en un referente que sigue impactando a nuevas generaciones.
Tarantino y su "película perfecta"
Quentin Tarantino nunca ha ocultado su amor por el cine de género. En varias entrevistas ha mencionado títulos que considera impecables, y entre ellos figura La masacre de Texas. Para el director de Pulp Fiction y Kill Bill, esta película no sólo es una obra maestra del horror, sino un ejemplo de cómo se puede generar tensión y miedo con muy pocos recursos.
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En palabras de Tarantino, lo que la hace especial es que no tiene fisuras: todo, desde la dirección hasta el sonido y la construcción de personajes, funciona en armonía. Es una de esas películas que, según él, son tan raras de encontrar que se pueden contar con los dedos de una mano. Y aunque han pasado casi cincuenta años desde su estreno, su impacto sigue intacto.