En la historia del cine existen dos tipos de películas: las buenas, como Titanic y Terminator, y las no tan buenas, como Jack y Jill y Together: Juntos hasta la muerte. Pero de vez en cuando aparece una tan extraña, tan torpemente realizada, que logra algo todavía más difícil: convertirse en un fenómeno, de esas películas que nadie entiende, pero todos recuerdan. Cintas tan desastrosas que por alguna razón terminan siendo irresistibles.
Durante los años 90, mientras Hollywood producía grandes éxitos como Jurassic Park o Ghost: La sombra del amor, también nació un extraño clásico del cine basura. Una producción tan pobre y absurda que parecía una parodia involuntaria del terror. La cinta fue odiada por la crítica, ignorada por el público y considerada un completo desastre, pero con el tiempo, se le dio una segunda vida de forma inesperada.
Un título engañoso y una historia sin sentido
Esa película es Troll 2, una obra tan mala que se volvió legendaria. Para empezar, aunque tiene el número dos, ni siquiera es una secuela. No tiene nada que ver con Troll de 1986, ni comparte personajes, ni historia, ni universo. Fue una estrategia de marketing barata para atraer espectadores, pero el resultado fue un caos absoluto.
La Mansión del Terror
La trama sigue a una familia que decide pasar unas vacaciones en un pequeño pueblo llamado Nilbog, es "goblin" al revés. Lo que no saben es que los habitantes del lugar son en realidad duendes vegetarianos que convierten a las personas en plantas antes de comérselas.
El guion, escrito por el italiano Claudio Fragasso y su esposa Rossella Drudi, era tan confuso que ni los propios actores entendían lo que estaban filmando. Muchos de ellos eran amateurs o vecinos locales contratados a última hora. Las líneas eran tan absurdas que se recitaban sin emoción alguna, lo que terminó dándole a la película un encanto involuntario.
Una catástrofe con mucha alma
Cuando Troll 2 se estrenó en 1990, fue un fracaso total. Pero como sucede con algunas joyas ocultas del desastre, el tiempo comenzó a cambiar su destino. Años después, los fans del cine "tan malo que es bueno" empezaron a redescubrirla en VHS y a compartirla en proyecciones nocturnas. Todo eso la llevó a convertirse en un placer culposo de proporciones épicas.
IMDb
Su protagonista, Michael Paul Stephenson, era solo un niño cuando filmó la película. Años después, ya adulto, decidió entender qué había pasado realmente con Troll 2 y terminó dirigiendo un documental sobre ella, titulado Best Worst Movie.
Stephenson reunió al elenco y al equipo original para revivir la experiencia, descubrir por qué todo salió tan mal y explorar cómo algo tan fallido pudo convertirse en objeto de culto. A través de entrevistas y proyecciones con fans, el documental muestra el lado humano detrás del desastre. Lo que comenzó como una vergüenza terminó siendo un motivo de orgullo: Troll 2 se transformó en un símbolo del cine independiente, del esfuerzo y del absurdo.
Hoy, Troll 2 tiene su propio fandom, sus proyecciones especiales y su lugar asegurado en la historia del cine de culto. Y el documental Best Worst Movie ayudó a consolidar ese legado. Lo que empezó como un intento fallido de hacer terror se convirtió en una celebración del esfuerzo y la imperfección.