El Hombre Araña lleva más de veinte años saltando entre edificios, universos y versiones cinematográficas. Desde el icónico traje rojo y azul de Tobey Maguire, pasando por la energía adolescente de Andrew Garfield, hasta la frescura juvenil de Tom Holland en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), Spider-Man se ha reinventado tantas veces que ya casi se siente como un multiverso en sí mismo.
Y aunque las nuevas generaciones crecieron con los crossovers del UCM, los veteranos del cine recuerdan con cariño aquella trilogía dirigida por Sam Raimi que definió lo que hoy conocemos como el cine de superhéroes moderno. Pero no todos miran con tanto entusiasmo las versiones recientes. Especialmente alguien que vivió esa primera etapa desde adentro y no parece tener interés alguno en ver lo que vino después.
La Mary-Jane original
Esa persona es Kirsten Dunst, la actriz que interpretó a Mary Jane Watson en las tres películas originales de Spider-Man. Cuando la cinta se estrenó en 2002, el cine de superhéroes estaba muy lejos de ser la maquinaria que es hoy. No existían los universos conectados ni las secuelas garantizadas.
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Kirsten Dunst dio vida a una Mary Jane que, más allá de ser el interés amoroso del héroe, representaba su ancla emocional: la razón por la que Peter Parker seguía luchando, pero también el símbolo de todo lo que debía sacrificar. Su química con Maguire, el tono romántico y las escenas que ya son historia, hicieron de la trilogía una parte inolvidable del imaginario popular.
"Las nuestras fueron las mejores"
Por eso, cuando se le preguntó si había visto las versiones posteriores, las de Garfield o la de Tom Holland, su respuesta fue directa y sin rodeos: no. La actriz explicó que no siente la necesidad de ponerse al día con las nuevas versiones, y que para ella, las de Sam Raimi siguen siendo las más especiales.
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"A todo el mundo le gusta nuestro Spider-Man", dijo la actriz en una entrevista con la revista Variety. "Vamos, ¿tengo razón o no? Escucha, preferiría estar en las primeras que en las nuevas. Desearía que pudiésemos haber hecho una cuarta", confesó.
Aunque hoy el UCM domina el cine de superhéroes con su estilo interconectado y su desfile constante de cameos, la trilogía de Raimi fue la que abrió el camino. Fue la primera en combinar un tono emocional con grandes secuencias de acción y efectos visuales que, para su época, resultaban impresionantes.
Además, logró algo que pocas sagas consiguen: un equilibrio entre el espectáculo y el corazón. Las películas de Raimi no eran solo sobre héroes y villanos; eran sobre personas normales enfrentando decisiones imposibles. Y ese toque humano es lo que sigue resonando dos décadas después. No es de extrañar que Dunst se sienta orgullosa. Incluso los fans del nuevo Spider-Man reconocen que sin esa trilogía, probablemente no existiría el multiverso que hoy conocemos