Llegó octubre, el mes de Halloween, y ya sabes lo que eso significa: calabazas, disfraces, maratones de terror y el dilema eterno de qué ver en Netflix. Las opciones sobran y siempre hay quienes vuelven a los clásicos como El exorcista o Pesadilla en la calle del infierno, y quienes prefieren lo moderno: Midsommar, El legado del diablo o Háblame.
Pero entre tantos sobresaltos, gritos y monstruos hechos con CGI, hay un tipo de terror que se mete más profundo. Uno que no te hace saltar de la silla, sino que te deja inquieto, incómodo, dándole vueltas a la cabeza mucho después de que termina la película. Precisamente, ese es el terreno de Su casa una de las joyas ocultas de Netflix México, dirigida por Remi Weekes.
Una historia que empieza como drama y termina en pesadilla
La película sigue a Bol (interpretado por Sope Dirisu) y Rial (Wunmi Mosaku), una pareja que huye de Sudán después de perderlo todo en la guerra. Su viaje hacia Inglaterra es un infierno literal: desiertos interminables, buses sobrecargados, un mar traicionero y la tragedia más devastadora de todas: la pérdida de su hija durante la travesía.
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Al llegar a Inglaterra, el gobierno les otorga asilo temporal, pero con condiciones estrictas: no pueden trabajar, deben asistir a revisiones con un trabajador social y, lo más importante, deben quedarse en la casa que se les asigna. Una vivienda destartalada, con paredes húmedas y pasillos donde el silencio suena demasiado fuerte.
Al principio, parece que los problemas son los esperables: vecinos hostiles, pobreza, un país que los mira con desconfianza. Pero pronto comienzan las pesadillas. Ruidos en los muros, sombras que se mueven y voces que murmuran su nombre. Algo, o alguien, los está observando.
El horror que nace de la culpa
Lo más brillante de Su casa es que nunca sabes si lo que ves es real o si todo vive en la mente de los protagonistas. Bol intenta ignorar lo que ocurre, obsesionado con "adaptarse" y olvidar el pasado. Rial, en cambio, escucha a las voces y cree que son un castigo por lo que dejaron atrás.
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Y ese es el verdadero golpe de la película: no es sólo un relato de fantasmas, sino una exploración del trauma y la culpa. Los horrores sobrenaturales son apenas una extensión de la tragedia humana. Cada aparición, cada sombra, representa una herida que no sana.
Una mirada diferente al terror
Dirigida por Remi Weekes, en su primer largometraje, Su casa combina el realismo social con el horror psicológico de una manera casi poética. La puesta en escena es minimalista, la tensión crece sin necesidad de efectos exagerados y la música te pone los pelos de punta.
El resultado es una cinta profundamente inquietante, donde la casa embrujada no solo está llena de fantasmas, sino también de recuerdos, decisiones y remordimientos. Muchos la comparan con títulos como ¡Huye! o The Babadook, por su capacidad de usar el terror para hablar de temas reales: el racismo, el desarraigo, el duelo y la identidad.