Han pasado cuatro décadas desde que Goku apareció por primera vez en televisión, y el legado de Dragon Ball sigue tan fuerte como un Kamehameha. El universo creado por Akira Toriyama no solo definió la infancia de millones, sino que continúa expandiéndose con nuevas series, como Dragon Ball Daima, videojuegos, películas y proyectos que mantienen vivo su espíritu incluso tras la partida de su creador.
Desde Dragon Ball Z hasta la más reciente en 2024, la saga ha demostrado que no hay límites cuando se trata de energía, amistad y combates legendarios. Pero entre todos esos años gloriosos, hubo un tropiezo que los fans prefieren no recordar demasiado: Dragon Ball Evolution, la fallida adaptación live-action que todavía hoy causa escalofríos a los seguidores más fieles.
El desastre que nadie puede olvidar
Estrenada en 2009, Dragon Ball Evolution prometía ser el salto definitivo del anime al cine y terminó siendo todo lo contrario. Los personajes estaban irreconocibles, las peleas carecían de emoción y, lo más doloroso: Piccolo, uno de los guerreros más emblemáticos del universo, fue reducido a un villano genérico con maquillaje verde y cero carisma.
Toei Animation
El actor detrás de ese Piccolo fue James Marsters, conocido también por su papel de Spike en Buffy, la cazavampiros. Y aunque su carrera siguió adelante, su paso por el universo de Toriyama quedó marcado como un error del que pocos actores logran recuperarse, hasta ahora.
Un gesto que los fans no olvidarán
En una entrevista reciente con el actor Michael Rosenbaum, Marsters sorprendió a los fans al revelar que había encontrado una manera de redimirse ante el fandom de Dragon Ball. Su forma de hacerlo fue inesperada y, sobre todo, muy discreta: dio voz al personaje de Zamasu en Dragon Ball Super, pero lo hizo usando un seudónimo para mantenerlo en secreto.
"Cambié mi nombre. No quería que me acreditaran en 'Dragon Ball' porque quería que solo los verdaderos fanáticos, aquellos que van a las convenciones, lo supieran", comentó Marsters. Durante meses, los seguidores escucharon al carismático y complejo villano sin saber que detrás del micrófono estaba el mismo actor que había interpretado al odiado Piccolo en la película.
Diario As
Fue su forma de pedir perdón a los fans, y lo lo cierto es que funcionó: cuando la verdad salió a la luz, la comunidad de Dragon Ball reaccionó con sorpresa, respeto y hasta cariño. Muchos lo consideraron un acto de humildad y amor por la franquicia, algo que no todos los actores habrían hecho.
Hoy, 15 años después de aquella película que nadie quiere recordar, James Marsters ya no es "el peor Piccolo", sino el actor que se atrevió a reconciliarse con la historia y los fans. Un gesto pequeño, pero poderoso.
En el universo de Dragon Ball, hasta los errores pueden tener su propio arco de redención. Y esta, sin duda, es una de las más humanas que hemos visto fuera del campo de batalla.