Desde que salieron de sus tumbas allá por los años 60, los zombis no han dejado de perseguirnos. Cada generación tiene su versión del apocalipsis: The Walking Dead se volvió el referente absoluto del género durante más de una década. Y ahora en HBO Max, The Last of Us le ha dado un nuevo aire, más emocional y humano, a esta pesadilla de la supervivencia.
Pero la fiebre zombi también llegó a Asia. Y como suele pasar con los K-dramas, los coreanos no solo copiaron la fórmula: la transformaron por completo. Con una ambientación espectacular, un guion lleno de intriga política y un tono tan elegante como brutal, Netflix estrenó una serie que dejó al público sin aliento al combinar lo mejor de Corea del Sur con los zombies en Kingdom.
Un apocalipsis entre palacios y conspiraciones
Olvídate de los centros comerciales en ruinas o las carreteras desiertas. Kingdom lleva el horror a un escenario completamente diferente: la Corea feudal, entre los siglos XIV y XIX, durante la era de la Dinastía Joseon. La historia comienza cuando el rey de Hanyang "muere misteriosamente" (o eso parece). Porque el cuerpo del monarca no descansa en paz: ha sido infectado por una extraña enfermedad que lo ha convertido en algo distinto.
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Su hijo ilegítimo, el príncipe Chang Lee, se convierte en heredero al trono, pero pronto descubre que su familia no sólo enfrenta una crisis política: enfrenta una epidemia que convierte a las personas en muertos vivientes. Mientras los ministros del reino conspiran por el poder, el joven príncipe se lanza a una peligrosa misión para descubrir el origen de la plaga y evitar que su pueblo sea devorado por ella.
Un K-drama con mensaje
Estrenada en 2019, Kingdom fue la primera serie original coreana de Netflix que marcó el camino. Su mezcla de acción, historia y terror la convirtió en un éxito internacional inmediato. Con sólo dos temporadas (y un spin-off titulado Ashin of the North), la serie dejó al público pidiendo más.
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Pero más allá del terror, Kingdom es también una historia sobre la desigualdad, el poder y la corrupción. Mientras los ricos se protegen tras los muros del palacio, el pueblo muere de hambre o se levanta de entre los muertos. Esa crítica social, tan propia del cine coreano (basta recordar Parásitos y El juego del calamar), se entrelaza con una trama de intrigas en el palacio, traiciones y dilemas morales.
Cuando la historia se encuentra con el horror
Kingdom demuestra que el género zombi aún tiene mucho que ofrecer. Combina el esplendor de una serie histórica con el pulso del mejor thriller, y lo hace con una elegancia visual y narrativa que pocas producciones pueden igualar. Puede que haya dragones en Game of Thrones, pero nunca se vieron tan aterradores como los zombis que corren bajo el sol de la Dinastía Joseon.