"Prefiero ser inteligente": la actriz de 'Star Wars' que puso en pausa su fama mundial para ir a Harvard
Sergio Negrete
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

La elección de esta actriz de estudiar, alejarse y volver a Hollywood la convirtió en un ejemplo de que ser inteligente también puede ser un acto de rebeldía en el mundo del cine.

Star Wars no es solo una saga, sino un universo entero. Desde que George Lucas estrenó la primera película en 1977, millones de fans han crecido soñando con sables de luz, naves imposibles y la eterna batalla entre el bien y el mal. Décadas después, la galaxia muy, muy lejana sigue expandiéndose con series, spin-offs y nuevas trilogías en camino, como la que será encabezada próximamente por Ryan Gosling.

Pero más allá de los efectos especiales, las batallas espaciales y los droides torpes, Star Wars también ha sido el escenario donde nacieron varias estrellas del cine moderno. Algunas usaron la franquicia como un trampolín hacia la fama, otras se perdieron en su sombra, pero una de ellas decidió hacer lo impensable: abandonar el brillo de Hollywood en su punto más alto para irse a estudiar a nada menos que a Harvard.

Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza
Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza
Fecha de estreno 23 de diciembre de 1977 | 2h 01min
Dirigida por George Lucas
Con Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher
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5,0
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Una decisión que cambió el rumbo de su carrera

La protagonista de esta historia es Natalie Portman, quien se convirtió en ícono mundial gracias a su papel como Padmé Amidala, la reina y luego senadora que marcó la trilogía de precuelas de Star Wars. En un momento en que su carrera iba hacia arriba, tras haber trabajado en obras como El perfecto asesino, Portman decidió detenerlo todo.

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"Prefiero ser inteligente antes que una estrella de cine", dijo en una entrevista. Mientras los estudios la perseguían con propuestas millonarias, ella empacó sus cosas y se fue a estudiar psicología en la Universidad de Harvard. Y lo más increíble es que no abandonó por completo los rodajes.

Portman compaginó sus estudios con las filmaciones de la segunda trilogía de Star Wars, alternando clases, exámenes y sets de rodaje intergalácticos. Existen fotografías en las que se la ve entre cámaras y sables de luz, con un guion en una mano y apuntes en la otra, aprovechando cada minuto libre para estudiar.

Entre la ciencia y el cine

En Harvard, Portman no solo asistió por compromiso. Se graduó con honores, publicó un trabajo académico sobre la neurociencia de la percepción y participó en grupos de investigación. Mientras muchos actores buscan escapar del rigor intelectual, ella lo abrazó con entusiasmo, demostrando que la inteligencia y el arte van de la mano.

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Su regreso posterior al cine fue igual de brillante: V de Venganza, Cisne Negro y más. Cada papel mostró una madurez distinta, una actriz más reflexiva y segura de sí misma. Y cuando ganó el Óscar en 2011, muchos lo vieron como la recompensa a una carrera que eligió la profundidad antes que la inercia del éxito.

La reina que conquistó las galaxias y las aulas

A diferencia de otros intérpretes que temieron encasillarse por Star Wars, Natalie Portman siempre ha reconocido su cariño por la saga. Pero también ha sido honesta al admitir que el rodaje no fue sencillo: los efectos visuales dominaban el set y, en su momento, la recepción crítica de las precuelas no fue tan amable.

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Aun así, su legado como Padmé Amidala creció con el tiempo. Los fans la consideran uno de los personajes femeninos más importantes del universo Star Wars, precursora de figuras como Rey o Ahsoka Tano. Y más allá del cine, Portman se convirtió en un referente de inteligencia, disciplina y coherencia personal en una industria que suele premiar lo contrario.

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