Hablar de Clint Eastwood es hablar de más de seis décadas de cine. Un hombre que empezó como vaquero silencioso en producciones de bajo presupuesto y terminó convertido en uno de los directores más respetados del mundo. Ha ganado Oscar (por Río místico, Golpes del destino y Los imperdonables), ha dirigido obras maestras, ha creado personajes inolvidables y ha mantenido una carrera extensa.
Eastwood es una leyenda viviente: actor, director, productor y compositor. Es una figura que domina, con la misma naturalidad con la que empuña un revólver en pantalla, tanto el western como el drama, el thriller o el cine bélico. Sin duda alguna, si alguien sabe contar historias, es él. Y sin embargo, entre todas sus películas, entre todos sus clásicos, hay uno que él mismo coloca por encima del resto.
El western que lo marcó como artista
La película en cuestión es El fugitivo Josey Wales de 1976. La historia sigue a Josey Wales, un hombre corriente que vive en una granja de Missouri con su esposa y su hijo antes de que estalle la Guerra de Secesión. Todo cambia cuando un grupo de renegados unionistas irrumpe en su hogar y asesina brutalmente a su familia.
Ese momento lo quiebra para siempre. Josey, roto y consumido por el dolor, se une a un grupo de asaltantes confederados con un único propósito: vengarse. Y no piensa detenerse.
Warner Bros.
Cuando la guerra termina, sus compañeros se rinden pero Josey no. Se niega a entregar sus armas, se niega a aceptar el perdón, se niega a olvidar lo que le hicieron. Y así comienza su vida como fugitivo, perseguido por las autoridades y por todos aquellos que quieren cobrar la recompensa por su cabeza.
Pero en el camino quiere algo más que venganza: quiere paz y una segunda oportunidad. Y la encuentra de la forma más inesperada al lado de un grupo de desterrados de América, un puñado de almas perdidas con las que construye una comunidad improvisada. Josey Wales es un western, pero también es una historia sobre cómo seguir adelante cuando te han arrebatado todo.
¿Por qué este guion es tan especial para Eastwood?
Eastwood siempre ha dicho que este guion lo enamoró por su humanidad. No es solo una historia de balas y caballos, sino una de transformación. Un hombre que empieza movido por la rabia termina guiado por la compasión. Un renegado se convierte en protector.
Filmaffinity
El guion combina brutalidad y ternura de una forma que pocos westerns de la época se atrevían a explorar. No romantiza la violencia, ni glorifica la venganza: la retrata como una herida que nunca cierra. Y en el centro, Eastwood construye a uno de sus personajes más complejos y vulnerables.
Además, fue una película que le permitió afianzar su estilo como director: seco, elegante, introspectivo, lleno de silencios significativos que dicen más que cualquier diálogo. El fugitivo Josey Wales es un western, pero no cualquier western: es uno de esos que ya apuntaban a la reinvención del género.