93 minutos de horror folklórico: terror de época para los fans de películas que te hacen dudar de la fe y la familia
Sergio Negrete
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

Esta cinta demuestra por qué el horror folklórico sigue vivo y por qué seguimos necesitando historias que nos recuerdan que los monstruos pueden estar en cualquier parte.

Hay clásicos del género que todavía ponen la piel de gallina aunque hayan pasado décadas. El exorcista, El resplandor y El bebé de Rosemary son películas que marcaron el camino, que nos enseñaron que el miedo puede venir de cualquier parte: de lo sobrenatural, de la locura, o incluso de algo tan cotidiano como una casa donde las paredes parecen murmurar.

Pero el terror moderno ya no se conforma con asustar por asustar. Se ha vuelto más atmosférico, más psicológico y más incómodo, metiéndose en la cabeza del espectador a través de ideas, silencios y conflictos internos. Y pocos directores representan esta nueva etapa como Robert Eggers, un cineasta que convirtió el folclore, los mitos y la oscuridad americana en armas narrativas capaces de destruir la tranquilidad de cualquiera.

La bruja
La bruja
Fecha de estreno 19 de mayo de 2016 | 1h 33min
Dirigida por Robert Eggers
Con Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie
Medios
4,5
Usuarios
3,4
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El horror que te persigue después de los créditos

La Bruja fue el inquietante debut de Eggers con el que redefinió el terror folklórico. Una cinta que durante años dividió opiniones: algunos la llamaron "terror lento" y otros una "obra maestra". Pero lo que nadie pudo negar es que dejó una sensación extraña en el pecho, como si la oscuridad del bosque siguiera acechando desde el otro lado de la pantalla.

Fast Company

La historia se sitúa en la Nueva Inglaterra de 1630, una época donde la fe lo era todo y el miedo a lo desconocido mandaba. Una familia puritana es expulsada de su comunidad y se ve obligada a construir una nueva vida en los límites de un bosque que parece respirar por sí solo.

William, Katherine y sus hijos intentan sobrevivir con lo poco que tienen, pero algo en ese lugar no encaja. Todo se siente torcido, frío e inhóspito. La mayor parte del peso recae sobre Thomasin, la hija adolescente que está justo entre la infancia y la adultez. Una mañana, mientras juega con su hermanito recién nacido, él desaparece ante sus ojos, sin dejar rastro.

Cuando la fe se convierte en un arma

Esa desaparición es la chispa que incendia todo. La madre cae en un duelo desesperado, el padre intenta mantener a flote a una familia que se desmorona y los hermanos pequeños, aterrados, comienzan a repetir historias sobre una bruja que vive en lo profundo del bosque.

Screen Rant

El ambiente se vuelve cada vez más asfixiante. Cada oración, cada discusión, cada mirada cargada de sospecha aumenta la tensión. Y Thomasin, sin buscarlo, se convierte en el blanco de todas las acusaciones. Es joven, independiente, demasiado curiosa, características que, en ese tiempo, bastaban para considerar a una mujer como herramienta del diablo.

El terror folklórico en su forma más pura

A diferencia de muchos filmes actuales, La Bruja no se apoya en los sobresaltos ni en monstruos obvios. El miedo se construye despacio y Eggers juega con la idea de la brujería como metáfora y como peligro real.

En esa época, la línea entre superstición y supervivencia era tan delgada que cualquier tragedia podía convertirse en señal divina. Y La Bruja explora de manera brutal cómo el fanatismo, la represión y la culpa pueden devorar a una familia entera.

IMDb

En solo hora y media, La Bruja logra más que muchas películas de terror actuales de dos horas: absorber al espectador, arrastrarlo a una época cruel y enfrentarlo con la pregunta más importante: ¿Qué da más miedo? ¿La criatura del bosque? ¿O lo que los humanos son capaces de hacer cuando se quedan solos con su fe?

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