Hace apenas un año que el fenómeno de Broadway tomó por sorpresa las salas de cine bajo la dirección de Jon M. Chu. Tras una larga espera desde el anuncio del proyecto, la expectativa por Wicked era inevitable: uno de los musicales más grandes del mundo, por primera vez, recibiría una adaptación cinematográfica. La emoción se disparó todavía más con el anuncio de Ariana Grande y Cynthia Erivo como Glinda y Elphaba. Los fans pedían una cinta digna de la obra original… y, en opinión de muchos, la obtuvieron.
Esta semana, las salas vuelven a pintarse de verde y rosa con Wicked: Por Siempre, la segunda parte y última parte que adapta el Acto II del musical. Y como era de esperarse después del éxito de la primera entrega, estamos ante una película prácticamente imposible de no disfrutar, que además consigue entregar un final justo y emocional para la franquicia.
El esperado regreso a las tierras de Oz
Después de un intermedio de un año entre el primer y segundo acto, regresar al universo de Oz se siente como volver a visitar a un viejo amigo. La experiencia comenzó desde una sala de cine liderada por una audiencia con tonalidades que hacían alusión a los personajes y que en sintonía compartían la misma emoción.
Pero esta vez nada volvería a ser igual. Aquellos que fueron cautivados por Wicked parte uno se sorprenderán con esta segunda parte que evoluciona a un tono notoriamente diferente, uno que queda completamente alejado de lo que vivimos en 2024. Y aunque esta evidente diferencia puede sentirse ajena a la calidez de la primera parte, es un contraste necesario para la naturaleza de la historia.
¿Qué tan diferente es 'Wicked: por siempre' de la primera parte?
La primera parte de Wicked brillaba con inocencia, amistad y humor. Era cálida, luminosa, casi tierna. La segunda parte, en cambio, se lanza de lleno a la oscuridad: es más caótica, explosiva e intensa. Cada personaje enfrenta las consecuencias de sus actos; cada luz se apaga para revelar conflictos que la primera entrega apenas insinuó.
Tal como en su versión teatral, esta secuela abraza un tono más adulto, incluso siniestro. Aunque sigue destinada a un público familiar, la película jala los hilos más oscuros del relato para hablar de venganza, racismo, traición, egoísmo, mentira y pérdida de la inocencia. Los personajes entran a un mundo que parece dispuesto a desmoronarse frente a ellos.
Universal Pictures
Con sus casi dos horas y veinte minutos, Wicked: Por Siempre nunca se siente pesada. De hecho, algunos desenlaces pueden parecer apresurados, especialmente aquellos que buscan conectar, de forma sutil, con la historia clásica de El Mago de Oz.
'Wicked: para siempre': se mantiene firme como su inicio
Ambas partes fueron filmadas de manera simultánea, por lo que el nivel visual, actoral y musical se mantiene intacto. Nada se siente improvisado ni disminuido: el vestuario y el diseño de producción (ganadores del Oscar un año atrás) vuelven a brillar con la fuerza de un espectáculo pensado con devoción hacia el musical original.
El elenco principal Ariana Grande, Cynthia Erivo, Jonathan Bailey, Ethan Slater, Marissa Bode, Michelle Yeoh y Jeff Goldblum continúa demostrando una química armoniosa, orgánica y emocional. La entrega del reparto sostiene la apuesta épica de Chu, especialmente en sus secuencias musicales.
La consagración actoral de Ariana Grande
Aunque Cynthia Erivo sigue siendo monumental como Elphaba, es notable que Ariana Grande tiene más enfoque en Wicked: para siempre. En la primera parte es visible la inclinación hacia el personaje de Elphaba y por lo tanto a la interpretación de Cynthia; ahora es imposible no dar una mención honorífica a Ariana Grande, quien cautiva en lo absoluto, y es que es de esperar que en la próxima premiación de los Oscar Ariana reciba de nuevo una nominación a Mejor actriz de reparto o incluso la estatuilla dorada.
Universal Pictures
Una vez más Ariana demostró que Glinda no solo representa su interpretación soñada sino la mejor actuación en toda su carrera ya que el nivel emocional y actoral que empeña en este papel es completamente cautivador, conmovedor y emocional, es una entrega total y vulnerable al personaje.
Conclusión: un final digno para un fenómeno cultural
En lo musical, Wicked: Por Siempre vuelve a brillar. Las voces de Grande y Erivo seguirán siendo referencia en la historia del cine musical, especialmente en las piezas de Stephen Schwartz. Sin embargo, incluso con sus momentos icónicos, esta secuela no alcanza el nivel de epicidad de la primera entrega. Wicked (2024) dejó una vara demasiado alta con secuencias como “Defying Gravity”, probablemente la interpretación musical más impactante que hemos visto en el cine reciente.
Aun así, el camino de baldosas amarillas llega a su final con una conclusión madura, emocionante y visualmente impecable. Esta entrega cierra con respeto y ambición un proyecto que ya marcó un precedente para las adaptaciones musicales y que, sin duda, quedará como un clásico moderno del género. Un cierre digno, conmovedor y… sí: por siempre.