La cartelera mexicana, en Cinépolis y Cinemex, ofrece una amplia variedad de filmes para satisfacer los gustos de la audiencia. Desde la animación familiar de Zootopia 2, que seguramente conquistará a los espectadores con su mezcla de humor y crítica social, hasta Wicked: por siempre con su espectacular despliegue de música y fantasía. Al mismo tiempo, la intensa dosis de ciencia ficción de Depredador: tierras salvajes y la adrenalina de El sobreviviente son otras buenas opciones para ver en sala.
La película que sacudió Cannes 2025 por fin llega a México: una inolvidable historia de resistencia
Todo esto sucede justo cuando los cines ya preparan el estreno del esperado horror de Five Nights at Freddy’s 2, que promete arrasar en taquilla. En este panorama lleno de superproducciones, emociona que finalmente se sume una de las películas más importantes del circuito internacional reciente: Fue solo un accidente, ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2025.
La historia, dirigida por Jafar Panahi, arranca con un matrimonio y su pequeña hija que viajan de noche por carretera hasta que atropellan accidentalmente a un perro, obligándolos a detenerse para reparar el vehículo. En medio de esta pausa rutinaria, un hombre que merodea por la zona cree reconocer en el padre a un antiguo agente de los servicios secretos que lo torturó en prisión. Presa del miedo y del impulso, decide secuestrarlo y cavar su tumba, aunque pronto surge la duda de si aquello no es un error de identidad. A partir de ahí, Panahi construye un relato que se despliega hacia terrenos cada vez más ambiguos, incómodos y cargados de denuncia política.
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Aunque el punto de partida es un incidente tan cotidiano como imprevisible, la profundidad del relato crece con cada giro narrativo. El público va descubriendo gradualmente historias de dolor, injusticia, acusaciones sin fundamento y detenciones brutales que han marcado la vida de quienes rodean al presunto interrogador. La venganza aparece como una reacción humana comprensible, pero Panahi no se conforma: es en la duda donde revela la dimensión moral y política de su cine.
Con una inesperada mezcla de ironía, humor negro y un tono casi de farsa, Panahi construye un dispositivo cinematográfico que suelta pequeñas dosis de surrealismo para potenciar el impacto emocional del espectador. El resultado es un equilibrio finísimo entre la comedia amarga y la tragedia humana, donde el público se enfrenta a la risa incómoda y a la compasión más sincera.
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La crudeza política de Jafar Panahi brilla en ‘Fue solo un accidente’
El filme marcó un momento histórico para la carrera del cineasta iraní, ya que, en mayo pasado, fue su primera obra estrenada tras cumplir la pena que las autoridades iraníes le habían impuesto. No obstante, precisamente este lunes 1 de diciembre, Panahi recibió la condena a un año de prisión y dos años de prohibición de salir del país, “así como a la prohibición de afiliarse a grupos o facciones políticas y sociales, por actividades de propaganda contra el régimen”, compartió el abogado Mustafa Nili.
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Panahi, autor de Tres rostros, Taxi Teherán y No Bears, se ha caracterizado por llevar a cabo sus rodajes sin pedir permiso al gobierno iraní, preservando su libertad creativa con estrategias tan precisas como filmar a las protagonistas en exteriores para evitar la obligatoriedad del velo. Un acto de resistencia que demuestra lo lejos que aún está su país de una verdadera libertad artística.
Con un ritmo calibrado con precisión, una puesta en escena que combina luz, polvo, sombras y calor, y un mensaje construido desde la resistencia, Fue solo un accidente, que llega a las salas este jueves 4 de diciembre, se alza como una de las películas más importantes del año. No busca la espectacularidad visual ni la corrección formal: es cine como acto político, como memoria viva y como desafío frontal a la injusticia.