La escena que traumó a todos los niños de los 80: el clásico de fantasía que puedes revivir para hacerte llorar
Sergio Negrete
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

A 40 años de su estreno, esta película no ha perdido fuerza y sigue haciendo llorar al público. Pero esa es parte de su magia: es una película que te acompaña desde la infancia hasta la adultez, enseñándote algo distinto cada vez que la ves.

Los 80 fueron una época dorada para el cine de fantasía. Ese momento en que las criaturas mágicas no eran digitales, sino marionetas reales. Ls mundos imaginarios parecían salir de libros polvorientos encontrados en un desván y las películas no se preocupaban por asustarte un poquito si eso hacía la historia más inolvidable. De ahí nacieron joyas como Labyrinth, Willow, El cristal encantado y La princesa prometida, cintas que crecieron junto a miles de niños que hoy recuerdad sus escenas con nostalgia.

Y dentro de todas esas historias épicas, hay una película en particular que dejó marcada a más de una generación. No solo por su música, su magia o su ternura, sino por una escena tan dolorosa que muchos aún no se atreven a revisitar. Y a casi 40 años de su estreno, sigue haciendo llorar a quien se atreve a verla otra vez.

El clásico que rompió a medio planeta infantil

Estamos hablando de La historia interminable de 1984, esa película que nos presentó a Atreyu, a un dragón de la suerte inolvidable, a un reino en peligro y a un monstruo de sombras que todavía da escalofríos. Pero más allá de la épica y la aventura, esta cinta será por siempre recordada por una escena: la del Pantano de la Tristeza.

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En este lugar desolado, Atreyu lucha por salvar a su inseparable caballo Artax, atrapado en un lugar que se hunde con el peso de la desesperanza. Y aunque la escena se ha discutido durante décadas, lo cierto es que su fuerza emocional radica en algo muy simple: por primera vez, millones de niños se enfrentaron a la pérdida sin filtros.

Artax no solo se hunde: se rinde. Y Atreyu, desesperado, grita su nombre mientras intenta arrastrarlo fuera del pantano. Es imposible no sentir un nudo en la garganta incluso hoy. La escena no solo funcionó como un golpe emocional dentro de la película, sino que también se convirtió en un momento cinematográfico histórico.

El impacto emocional que nadie vio venir

Lo fascinante es que, aunque el libro original ya incluía esta parte, la versión cinematográfica la llevó a un nivel tan visual que causó una impresión mucho más profunda. En los 80, sin pantallas verdes sofisticadas, todo era real: el set, el lodo, los mecanismos que movían al caballo y la actuación desgarradora de Noah Hathaway.

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Aunque la escena de Artax se roba toda la conversación, La historia interminable tiene mucho más que ofrecer. Su fuerza visual, los personajes mágicos como el dragón Fújur, la amenaza del Nada consumiendo el mundo y ese mensaje sobre el poder de la imaginación siguen tan vigentes como hace cuarenta años.

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La cinta también dejó momentos memorables: la Emperatriz Infantil, la Ciudad Antigua, la biblioteca donde Bastian encuentra el libro que cambiará su vida y más. Todos ellos forman parte de un universo que mezcla melancolía, aventura y esperanza de una forma que pocas películas han replicado.

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