El cine de terror ha construido universos enteros a partir del miedo. El Conjuro convirtió a una simple muñeca llamada Annabelle en un ícono del horror moderno. Saw, también de James Wan, elevó las trampas psicológicas al nivel de pesadilla industrial. Y Halloween de John Carpenter nos enseñó que un asesino silencioso puede ser más aterrador que cualquier monstruo sobrenatural.
Pero entre todas estas sagas, hay una que se mantiene en un pedestal casi intocable. Su historia es tan influyente que incluso 50 años después seguimos hablando de ella. Su legado es tan grande que cambió la forma de filmar, entender y temer al mal. Y su fama es tan poderosa que su sola música puede helarte la sangre.
Lo curioso es que, aunque todos recuerdan a sus personajes que sigue protagonizando sus pesadillas, muy pocos conocen la historia completa detrás de este universo. Pero gracias a HBO Max, por fin es posible saber la historia que se adentra en los orígenes del horror, en las raíces del mal y en el pasado de uno de los personajes más enigmáticos de la saga.
Una pieza perdida del rompecabezas
A diferencia de sagas que explican de más, El Exorcista siempre dejó espacio para el misterio. Uno de los elementos más intrigantes de la película original es la figura del Padre Merrin, interpretado por Max von Sydow: un sacerdote que ya ha enfrentado al demonio antes, que carga un miedo antiguo y que parece saber más de lo que revela. Pero, ¿cuándo ocurrió ese primer encuentro?
La respuesta está en la cinta por Paul Schrader en Dominion: Precuela del exorcista. Estrenada en 2005, más que una cinta de terror es un drama psicológico, un estudio de culpa y una exploración espiritual.
HBO Max / Warner Bros. Pictures
La historia sigue al joven Padre Lankester Merrin (Stellan Skarsgård), años antes de los eventos del clásico de 1973. Merrin no es aquí un héroe férreo ni un exorcista experimentado: es un hombre devastado. Alguien que perdió la fe después de ser obligado por los nazis a participar en actos atroces durante la ocupación.
Merrin quiere desaparecer y olvidar. Y por eso acepta trabajar en una excavación arqueológica en el norte de Kenia. Pero el mal no olvida.
Una iglesia enterrada y un secreto imposible
En la excavación, el equipo descubre una iglesia antigua, pero no cualquier iglesia: un templo cristiano construido antes de que el cristianismo llegara oficialmente a esa región. Un hecho que no tiene explicación.
Y desde el momento en que la estructura es revelada, comienzan los fenómenos extraños: accidentes inexplicables, tensiones violentas entre los pobladores y los soldados locales, comportamientos agresivos entre quienes parecían pacíficos, y un niño con discapacidad (Billy Crawford) que empieza a cambiar de formas que desafían cualquier lógica.
HBO Max / Warner Bros. Pictures
Merrin siente la presencia del mal y reconoce algo familiar. Algo que ya lo había marcado. Algo que lo mira desde las sombras con una paciencia aterradora.
Más que horror: un descenso emocional
Lo que hace distinta a Dominion es su tono. No apuesta por sobresaltos baratos ni efectos grotescos. Su terror es espiritual, psicológico y lento. La película reflexiona sobre temas pesados: culpa, colonialismo, violencia histórica, la fragilidad de la fe y el eterno conflicto entre civilización y barbarie.
Merrin no es un exorcista aún. Ni siquiera está seguro de que crea en Dios. Y ese es el verdadero centro: ver cómo un hombre quebrado lucha contra algo que lo supera mientras intenta reconstruirse a sí mismo. Y cuando el mal finalmente se manifiesta, no se siente como un monstruo, sino como un eco de todos los horrores que Merrin ha vivido.
La producción de esta película estuvo marcada por conflictos, recortes, regrabaciones y un estreno confuso que la condenó al olvido. Sin embargo, el corte de Schrader, el que ahora está en HBO Max, es una pieza profunda, melancólica y muy distinta a lo que uno espera de la franquicia.
