Eddie Murphy es, sin discusión, uno de los grandes comediantes en la historia de Hollywood. Desde su irrupción en Saturday Night Live, donde se convirtió en el alma de un programa que atravesaba una etapa irregular, hasta su consolidación como estrella de cine en títulos como De mendigo a millonario y Un detective suelto en Hollywood, su talento cómico lo llevó rápidamente al estatus de protagonista. Su energía, carisma y precisión verbal definieron una era de la comedia estadounidense.
Sin embargo, su filmografía también está marcada por altibajos. A lo largo de los años, Murphy ha participado en proyectos que no supieron aprovechar su potencial, ya sea por guiones débiles o por personajes excesivamente limitados. En ese contexto aparece La calle de la Navidad, su esperada incursión en el cine navideño, una asignatura pendiente en su carrera que está disponible en Prime Video con una propuesta tan ambiciosa como irregular.
Una Navidad competitiva en ‘La calle de la Navidad’, disponible en Prime Video
La película, dirigida por Reginald Hudlin, presenta a Murphy como Chris Carver, un padre de familia obsesionado con ganar el concurso anual de decoración navideña de su calle, un evento tan exagerado que incluso es transmitido por la televisión local. Recién despedido de su trabajo, Chris ve en el premio de 100 mil dólares la solución a sus problemas y la oportunidad de salvar la Navidad para su familia.
La trama da un giro fantástico cuando Chris compra unas decoraciones en una misteriosa tienda navideña administrada por Pepper, interpretada por Jillian Bell. Lo que parecía una simple transacción se convierte en un pacto sobrenatural: las decoraciones están ligadas a los 12 Días de Navidad y, si Chris no cumple una serie de pruebas imposibles, será convertido en una figura de porcelana de un pueblo navideño. A partir de ahí, la película abraza sin reservas los efectos especiales y el caos mágico.
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Humor familiar con exceso de ideas
La calle de la Navidad apuesta por una mezcla de comedia familiar, fantasía y aventura que nunca termina de encontrar un tono estable. El guion acumula mitología, subtramas y pruebas extravagantes que recuerdan a otros clásicos navideños, pero sin la misma claridad narrativa. Aunque el concepto es reconocible y accesible, la abundancia de elementos termina diluyendo el desarrollo de los personajes.
Uno de los puntos más discutidos del filme es el uso del talento de Murphy. Lejos de su versión más desatada y absurda, aquí interpreta a un padre frustrado y testarudo, un rol que le exige más contención que locura. Aunque su carisma natural mantiene a flote muchas escenas, el personaje rara vez le permite soltarse por completo, lo que deja la sensación de una oportunidad parcialmente desaprovechada.
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A pesar de sus limitaciones, La calle de la Navidad cumple con ser una película navideña ligera, colorida y diseñada para estar de fondo mientras se envuelven regalos o se decora el árbol. Su atmósfera festiva, el compromiso del reparto y su despliegue visual la convierten en una opción funcional dentro del catálogo decembrino de Prime Video, aunque esté lejos de convertirse en un nuevo clásico del género.