En los últimos años, Blumhouse se ha convertido en un laboratorio de ideas para revitalizar el slasher con propuestas frescas, irreverentes y llenas de ingenio. Películas como Feliz día de tu muerte y Freaky demostraron que el terror podía fusionarse con la comedia y la ciencia ficción sin perder impacto, Dulces y sangrientos 16 continúa esa línea con una mezcla explosiva de nostalgia ochentera, humor autoconsciente y asesinatos al más puro estilo Scream.
‘Dulces y sangrientos 16’: un viaje a 1987 entre risas, sustos y paradojas temporales
Han pasado 35 años desde el brutal asesinato de tres adolescentes de 16 años. Pero la noche de Halloween, el temido Sweet 16 Killer reaparece decidido a continuar su matanza. Jamie (Kiernan Shipka), hija de una de sus nuevas víctimas, se convierte en su siguiente objetivo. Desesperada por salvar a su madre, recurre a la ingeniosa Amelia (Kelcey Mawema), quien construye una máquina del tiempo a partir de un viejo fotomatón. El objetivo: enviar a Jamie a 1987 para detener al asesino antes de que la masacre original ocurriera.
El plan, por absurdo que parezca, funciona a medias: durante un ataque fallido del asesino, Jamie es enviada al pasado, pero queda atrapada allí con pocas pistas, una tecnología imposible de arreglar y la misión de salvar a tres chicas, incluida la versión adolescente de su propia madre.
Blumhouse Productions
Humor, caos y cultura pop en pleno corazón de los 80
Dulces y sangrientos 16 es, esencialmente, Halloween encontrándose con Volver al futuro. La premisa lo dice todo: viajes en el tiempo, reglas imposibles de seguir, guiños al cine pop y un asesino empeñado en repetir su sangrienta historia. La película no solo abraza estos elementos, sino que los vuelve parte de su identidad: absurda, autoconsciente y diseñada para que el espectador la pase bien incluso cuando las reglas de la física se desmoronan sin explicación alguna.
El filme, dirigido por Nahnatchka Khan y disponible en el catálogo de Prime Video, se divierte con los clichés y las problemáticas de los 80: desde el evidente racismo y sexismo de la época hasta camisetas ridículas como el famoso “FBI: Female Body Inspector”. Sumado a ello, personajes que confunden un smartphone con una máquina del tiempo o un baile escolar con una trampa mortal ayudan a mantener un tono ligero y lleno de ingenio.
Blumhouse Productions
Dulces y sangrientos 16 es una montaña rusa de humor y suspenso, pero hereda uno de los problemas recurrentes en los slashers recientes de Blumhouse: un antagonista poco icónico. Aunque el Sweet 16 Killer tiene presencia, su diseño y estilo no alcanzan el nivel de villanos legendarios como Ghostface o Freddy Krueger. Lo mismo ocurre con las muertes, que resultan entretenidas en la construcción de tensión, pero no especialmente creativas en su ejecución.
A pesar de sus fallas, la película es una celebración del cine de género. Combinando viajes en el tiempo, humor meta y un asesino enmascarado que acecha en dos líneas temporales, Dulces y sangrientos 16 encuentra la manera de mantenerse fresca y encantadora. No pretende ser una obra maestra del terror, sino una experiencia divertida, frenética y perfecta para ver en compañía.