El cine lleva décadas intentando descifrar el amor. A veces lo idealiza, a veces lo rompe en mil pedazos. La La Land nos enseñó que amar no siempre significa quedarse. Titanic convirtió un romance fugaz en una tragedia inolvidable. Diario de una pasión apostó por el amor eterno, ese que sobrevive al tiempo y a la memoria. Tres historias distintas, tres formas de entender lo mismo: querer a alguien puede ser lo mejor y lo más devastador que nos pase.
Porque el amor no solo se vive cuando todo es bonito. También aparece en las discusiones, en las decisiones equivocadas y, sobre todo, en las despedidas. El cine romántico suele quedarse con la parte luminosa, pero hay películas que se atreven a ir más allá. Que preguntan qué pasa después. Cuando ya no queda nadie a quien llamar y cuando los recuerdos pesan más que la ausencia.
Cuando olvidar parece la mejor opción
Y justo ahí, en ese terreno incómodo, existe una película que no intenta consolarte y te pone de frente una pregunta: ¿y si pudieras borrar a esa persona de tu mente? La cinta que se atreve a hacer esa pregunta, y a destrozarte con la respuesta, es Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Hoy mismo la puedes ver en HBO Max.
La historia sigue a Joel Barish, interpretado por Jim Carrey, en uno de los papeles más vulnerables de su carrera. Joel es un hombre introvertido, roto emocionalmente, que descubre algo devastador: su exnovia Clementine, interpretada por Kate Winslet, ha decidido borrarlo por completo de su memoria gracias a un procedimiento experimental.
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El tratamiento lo realiza el doctor Mierzwiak, un científico que ofrece una solución rápida al sufrimiento emocional: eliminar los recuerdos dolorosos como si nunca hubieran existido. Clementine ya no recuerda a Joel. Para ella, él es un extraño, y ese golpe resulta más duro que la ruptura misma.
Herido y desesperado, Joel toma una decisión impulsiva: someterse al mismo procedimiento y borrar todo rastro de Clementine de su mente. Si ella ya lo olvidó, ¿por qué él tendría que seguir cargando con el dolor?
Un viaje al corazón del recuerdo
El procedimiento se realiza durante una sola noche. Mientras Joel duerme, los asistentes del doctor, Stan y Patrick, recorren su mente, recuerdo por recuerdo, eliminando cada momento relacionado con Clementine. Pero algo inesperado ocurre.
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Dentro de su propia mente, Joel revive la relación desde el final hacia el inicio. Las peleas, las risas, los momentos absurdos, las miradas que no necesitaban palabras y más. Y conforme los recuerdos desaparecen, Joel se da cuenta de algo brutal: todavía la ama.
Ahí la película da un giro emocional devastador. Joel empieza a luchar contra el procedimiento desde dentro de su mente, escondiendo a Clementine en recuerdos que no le pertenecen, intentando salvarla del olvido. No quiere seguir adelante ni quiere estar "mejor", quiere recordar, aunque duela.
Ciencia ficción al servicio del corazón
Aunque la premisa suena futurista, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos nunca se siente fría. La ciencia ficción es solo una excusa para hablar de algo profundamente humano: la imposibilidad de borrar lo que nos marcó.
La película no juzga a Joel ni a Clementine. Ambos están rotos. Ambos toman decisiones equivocadas. Ambos aman de formas distintas y, muchas veces, incompatibles. No hay villanos. Solo personas intentando sobrevivir emocionalmente.