Si te preocupa el futuro y la tecnología, tienes que ver este thriller cyberpunk de los 90, para vivir el fin de milenio más intenso y voyerista de la historia del cine
Sergio Negrete
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

Si te da miedo hacia dónde va la tecnología y cómo puede devorarnos desde dentro, esta película es obligatoria. Es de las pocas cintas que han retratado el miedo al futuro con tanta crudeza y lucidez.

El cine de ciencia ficción de los años 90 tenía una obsesión muy clara: un futuro que no pintaba nada bien. Pantallas por dóquier, ciudades sucias, tecnología invasiva y una sensación constante de paranoia. No era la imagen limpia ni optimista que todos esperaban. Basta recordar la estética de Matrix, Terminator, o Ciudad en tinieblas.

Eran películas que miraban al cambio de milenio con desconfianza. La tecnología ya no era solo una herramienta: era una amenaza directa a la humanidad. Y en medio de ese panorama surgió una historia que llevó esa inquietud al extremo, convirtiendo al espectador en un voyeur involuntario del caos.

A diferencia de otras cintas futuristas centradas en robots o realidades virtuales, esta historia apostó por algo mucho más perturbador: ¿qué pasaría si pudieras experimentar la vida y la muerte de otros como si fuera tuya? No solo verlo, sino sentirlo, oírlo y vivirlo desde dentro.

Días extraños
Días extraños
Fecha de estreno 13 de octubre de 1995 | 2h 25min
Dirigida por Kathryn Bigelow
Con Ralph Fiennes, Angela Bassett, Juliette Lewis
Medios
4,1
Usuarios
3,0

Un Los Ángeles al borde del colapso

La película es Días extraños, ambientada en los últimos dos días de 1999. En esta versión de Los Ángeles, la ciudad se ha convertido en una auténtica zona de guerra. Hay disturbios, corrupción policial, violencia racial y una sensación constante de que todo está a punto de estallar cuando el reloj marque el año 2000.

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En este mundo existe el SQUID, un dispositivo ilegal capaz de grabar recuerdos y sensaciones físicas directamente desde el cerebro. Quien reproduce esas grabaciones puede sentir exactamente lo mismo que la persona que las vivió: placer, miedo, adrenalina o dolor, Todo sin filtros.

Un traficante de recuerdos

El protagonista es Lenny Nero, un ex policía de Los Ángeles convertido en vendedor del mercado negro de grabaciones SQUID. Vive atrapado entre la nostalgia, la culpa y una tecnología que no puede dejar atrás. Lenny compra y vende experiencias ajenas, mientras su propia vida se desmorona lentamente.

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Todo se complica cuando una joven llamada Iris aparece desesperada en su vida. Poco después, Lenny recibe una grabación imposible de ignorar: un SQUID que muestra la violación y asesinato de Iris desde la perspectiva de la víctima. No es una simulación, es real y alguien quiere que él lo vea.

Abuso, conspiración y poder

A partir de ese momento, la historia se transforma en una investigación frenética. Lenny recurre a Mace, su amiga y guardaespaldas, una mujer fuerte y sin ilusiones, para encontrar al asesino. Pero lo que descubren va mucho más allá de un crimen individual.

La película destapa una conspiración policial, corrupción institucional y el uso de la tecnología como herramienta de control y encubrimiento. El SQUID no solo registra recuerdos: los convierte en mercancía y en arma. El poder ya no está en las calles, sino en quien controla la información y las sensaciones.

Vista hoy, Días extraños resulta inquietantemente profética. En un mundo obsesionado con grabarlo todo, compartirlo todo y consumir experiencias ajenas, su mensaje pega más fuerte que nunca. El voyerismo ya no es ciencia ficción, es rutina.

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