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    Carrie Fisher: princesa de una galaxia muy, muy lejana y de nuestro corazón

    Yo tenía nueve años el día que me senté en la butaca de un cine y en la pantalla comenzó a leerse: “Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”

    Luke Skywalker se robó mi corazón desde la primera escena y Leia mi admiración. Era la primera vez que veía a una princesa que planeaba su propio rescate y tomaba parte activa en él. Interesante. Pero no me gustó que no fuera una belleza ¿no se suponía que las princesas eran más bonitas que el resto de los mortales? En cambio Leia era chaparrita y regordeta como yo. Las dos teníamos peinados horrendos, además. Dicen que Carrie Fisher odió el par de chonguitos orejeros, pero que no dijo nada porque tenía miedo de que la corrieran porque no había logrado bajar el peso al que se había comprometido para filmar la película.

    Poco sabía yo entonces que Carrie Fisher era una princesa de verdad: poseía uno de los pedigríes más puros de Hollywood. “Siempre fui barrio -dijo en alguna ocasión- el problema es que el barrio era Rodeo Drive.” Y eso dañó su alma para siempre, o quizá ya venía rota y por eso era bipolar y era adicta a varios fármacos. Entrar y salir constantemente de programas de rehabilitación le impidió tener los roles protagónicos de cintas como Taxi Driver, Amor eterno, Arturo, el millonario seductor, Caracortada, Top Gun, Terminator y casi cualquier película importante de la que puedan acordarse entre finales de los 70 y principios de los 90. Quien sabe, quizá su destino era ser recordada única y exclusivamente como Leia Organa, la única princesa de la tercera edad que ha estado en la nómina de Disney.

    Drogas y depresiones aparte, el pedigrí es el pedigrí y el talento se hereda. Existe un libreto de Star Wars, que supuestamente pertenecía a Carrie, que está lleno de anotaciones y correcciones. Parece que así empezó su muy prolífica y casi desconocida profesión como ‘doctora de guiones’. Pocos saben que George Lucas la contrató para que puliera los guiones de la trilogía de precuelas de Star Wars. También fue una escritora exitosa y su autobiografía Postcards from the edge se convirtió en la película Recuerdos de Hollywood, que protagonizara su mejor amiga, Meryl Streep.

    Ayer hace un año que perdimos a Leia para siempre, esta vez no hay efectos especiales ni giros de trama que puedan resucitarla. Y la extrañamos, claro que sí, por ser la princesa guerrera que siempre fue, la de la galaxia muy lejana y la de nuestro corazón.

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