Marlee Matlin se quedó sorda (y por lo tanto, muda) cuando tenía un año de edad y nunca se le ocurrió ser actriz hasta que en unas vacaciones de la preparatoria, tomó un curso de verano en el International Center for Deafness and the Arts (Centro Internacional para la Sordera y las Artes), y ahí participó en una puesta en escena de El mago de Oz. Para su suerte, Henry Winkler estaba entre el público y tras la función, Marlee le dijo que quería actuar como él.
Con el apoyo del actor, Matlin consiguió su primer papel como la protagonista de Te amaré en silencio. Su interpretación como Sarah, una conserje de escuela sorda, de la que se enamora un profesor (William Hurt), le valió el Oscar a Mejor actriz. En su momento se criticó mucho su triunfo por considerarse que sólo se estaba interpretando a sí misma. Hoy dirían que fue un casting justo e incluyente.