Stanley Donen era una de las leyendas vivas de la época de oro de Hollywood y hoy lo hemos perdido a los 94 años. Coreógrafo y bailarín, fue el director de muchos de los musicales clásicos que marcaron toda una época, como Cantando bajo la lluvia de 1952, protagonizada por Gene Kelly, y Siete novias para siete hermanos de 1957, que estelarizaron Fred Astaire y Audrey Hepburn.
Nació en Columbia, Carolina del Sur, el 13 de abril de 1924 y a menudo contaba que su carrera fue el resultado de haber visto a Fred Astaire en Volando hacia Janeiro (1933) cuando tenía nueve años. En una de sus últimas entrevistas, en 2013, le dijo a Vanity Fair que su carrera había sido tan larga, que el sonido era algo nuevo en el cine cuando empezó:
La razón por la que surgieron los musicales fue por el sonido. ¡Se podía poner música en la película! Así comenzó todo.
Donen comenzó bailando como parte del ensamble en Broadway y ahí conoció a Gene Kelly. Su talento lo llevaría algunos años después a co-dirigir con él, On the Town (1949), en la que también participó Frank Sinatra. Donen decía que Kelly era un genio, pero no se llevaba bien con él fuera del set. En una entrevista con el New York Times en 1996, comentó que era una persona muy difícil de tratar y que mucho se debía a que no le gustaba la idea de trabajar con alguien que apenas había empezado cuando el ya era una estrella. Su rivalidad fue tan grande, que cuando Donen se divorció de su primera esposa, Jeanne Coyne, Gene Kelly se casó con ella...
Stanley Donen recibió un Oscar honorario en 1997 de manos de Martin Scorsese y su discurso de aceptación fue uno de los más memorables:
Cuando te faltan las palabras en un musical es cuando empiezas a cantar...
Y el director y coreógrafo comenzó a entonar Dancing Cheek to Cheek, la emblemática canción del clásico de Fred Astaire y Ginger Rogers: Top Hat (1935), y lo bailó con su Oscar, para rematar al final con unos paso de tap. Descanse en paz.