En estos tiempos de #MeToo y #TimesUp, de reclamos justificados, juicios anticipados y tragedias desconcertantes, la comedia que propone el director, Gilles Lellouche, en 'Hombres al agua' parece muy refrescante. La película francesa ofrece una mirada al sexismo visto desde el otro lado, a través de la historia de Bertrand (Mathieu Amalric) un hombre que vive deprimido porque lleva dos años desempleado y su vida transcurre en el sofá jugando Candy Crush, mientras bebe y toma un antidepresivo tras otro.
Tratando de encontrar algo que lo saque de su estado, decide responder a un anuncio que busca a un nuevo integrante para un equipo masculino de Nado sincronizado. Ahí conoce a sus compañeros de equipo: Theirry (Philippe Katerine), es un adicto a su computadora; el negocio de Marcus (Benoit Poelvoorde) está a punto de quebrar y Simon (Jean-Huques Anglade), es un rockero entrado en años que jamás ha conseguido un éxito.
Después de que su entrenadora, Delphine (Virginie Efira), una ex campeona de nado sincronizado que se volvió alcohólica por el estrés de la competencia, sucumbe ante la presión, el equipo queda a cargo de Amanda (Leila Bekhti), quien a pesar de estar en silla de ruedas, resulta ser una entrenadora feroz que está dispuesta a llevarlos al medallero.
Sin duda, la comparación con la cinta británica de 1997, 'Todo o nada: The Full Monty' que todo el mundo señala, es inevitable, ya que 'Hombres al agua' también presenta a un gupo de cincuentones que se superan gracias a que deciden hacer algo que los saca de su zona de confort. Sin embargo, la comedia gala está basada en la historia real de un equipo sueco de nado sincronizado que compitió en el Mundial de 2007. 'Hombres al agua' llega a las salas de nuestro país este próximo 3 de mayo.
