Andy Muschietti había pasado cuatro años alejado del cine antes de dirigir Eso (2017). Dicha adaptación resultó todo un éxito, convirtiéndose en la película de horror más taquillera en la historia del cine y desde ese momento, naturalmente, las expectativas para IT: Capítulo 2 subieron. Debido a que esta entrega es el cierre de la historia, la atención al detalle y las decisiones que se tomaran en torno a las secuencias del libro que se incluirían eran vitales.
Cualquier fanático llegaría a la sala de cine esperando ver cada perturbadora secuencia que el libro nos metió en la cabeza: el incendio de Black Spot, el álbum de fotos de Georgie, el accidente en la fundición Kitchener y la lista podría seguir dos párrafos más:
La verdad es que tuvimos todos los recursos necesarios para hacer la película que yo quería y obviamente hay cosas muy tentadoras de hacer como el macroverso, lo que hay del otro lado. El problema con el macroverso es que es una mitología y yo quería mantener la perspectiva de los personajes.
Si Andy hubiera cedido a la voz del fan interior, podría haberse metido en serios problemas. Una vez que intentas aterrizar la idea del macroverso de Stephen King, la película se convierte en una fantasía con muchísimas preguntas sin responder. Si bien el libro se ha vendido, principalmente como una historia de horror, el manuscrito tiene tantas capaz como el lector lo desee. Una de ellas podría ser la alegoría al bien y al mal [la tortuga y los fuegos fatuos] cuya idea ha fungido como eje central de muchísimos argumentos en el cine – ahí está Star Wars.
Fue entonces que Andy jugó la carta del instinto. En lugar de apoyarse demasiado en la fantasía o la emotividad que transpira la obra literaria – a final de cuentas es una historia sobre la amistad – el cineasta argentino alineó sus diferentes cualidades y las condensó en una historia que nunca se va a extremos – ni de terror, ni de comedia, ni de sentimentalismo:
Como cineasta hay una parte instintiva, el tono fue un trabajo de moldeado y me fui regulando. Hay cosas que vas limando, los picos de sentimentalismo los vas adaptando. Las partes más expresionistas yo creo que, instintivamente, las fui moldeando en esta nueva versión.