Muchos años antes del Vive Latino y el Corona Capital, en 1971, Justino y Eduardo, dos jóvenes entusiastas y emprendedores, querían organizar un evento innovador y diferente a lo que la gente estaba acostumbrada en ese entonces. Fue entonces cuando se les ocurrió la brillante idea de organizar una carrera de autos con un par de bandas de rock independientes tocando en vivo para animar a la gente. Sin embargo, lo que nunca imaginaron es que su pequeño evento se les saldría de las manos por completo. Lo que se suponía sería una divertida carrera y mini concierto de 25 mil personas, se terminó por convertir en un magno evento que atrajo a más de 200 mil personas al pequeño pueblo de Avándaro. Con cientos de almas hambrientas de libertad, ruido, sexo y rocanrol, sin querer convirtieron uno de los conciertos más explosivos y controversiales en la historia cultural de México: el mítico Festival de Avándaro.
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