En febrero de 1990, Nelson Mandela es liberado de prisión, luego de haber pasado 27 años encarcelado. Cuatro años más tarde, Mandela es elegido como el primer presidente de raza negra de Sudáfrica. Sin embargo, luego de las grandes celebraciones y las esperanzas del pueblo, Mandela sabe que su presidencia enfrenta enormes desafíos, incluyendo el crimen y la extrema pobreza a la que está sometida la sociedad, además de las evidentes divisiones raciales entre blancos y negros del país. Existe una mala voluntad entre ambos y eso es notable cuando el propio Mandela asiste a un partido de rugby y descubre a varios sudafricanos de color, apoyando al equipo contrario, dado que los jugadores de su país son en su mayoría, blancos. En Invictus, creyendo que puede unir a su país con el lenguaje universal y la pasión por el deporte, Mandela se reúne con el capitán del equipo de Rugby, François Pienaar, para lograr una unión en el campo y en los duelos que el país, como sede, enfrentará en la Copa Mundial de Rugby de 1995.