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    Huérfanos de Brooklyn
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Huérfanos de Brooklyn

    Un fallido regreso como director de Edward Norton

    por Miguel Martínez

    Al inicio de Huérfanos de Brooklyn la cinta nos presenta una reflexión sobre el significado que puede tener el poder en manos equivocadas. Esto, claro, tendrá cierto peso en la idea que desarrolla la  producción que representa el regreso de Edward Norton como director después de su lejano debut como realizador en 2001 con Más que amigos. Sin embargo, ¿Norton realmente aprovecha el poder que un cineasta obtiene cuando está a cargo de realizar una obra en una industria tan competida como la estadounidense?

    Huérfanos de Brooklyn narra la historia de Lionel Essrog (Edward Norton), un detective privado solitario afectado por el síndrome de Tourette el cual  se aventura a resolver el asesinato de su mentor y único amigo: Frank Minna (Bruce Willis). Armado sólo con algunas pistas y el poderoso motor de su mente obsesiva, Lionel comenzará una investigación que lo lleva desde los clubes de jazz en los barrios bajos de Brooklyn, hasta llegar a los pasillos dorados de los corredores de poder de Nueva York. Incluso llegará a desentrañar secretos muy bien guardados que mantienen el destino de toda la ciudad en equilibrio engañoso.

    El elenco de la cinta estrenada en el pasado Festival Internacional de Cine de Toronto es sumamente atractivo. Además de Norton, destacan el siempre confiable Willem Dafoe, Alec Baldwin, Bruce Willis y la joven Gugu Mbatha-Raw (Black Mirror). A pesar de esta baraja de grandes nombres en el reparto, el segundo intento al bate en la dirección por parte del protagonista de Fight Club resulta fallido a pesar de una propuesta que en un inicio lucía prometedora.

    ¿Cuál es el problema? Norton no define con claridad hacia dónde quiere llevar la historia encabezada por Lionel. Es decir, en los primeros 30 minutos se propone un interesante juego detectivesco muy al estilo noir marcado por una digna ambientación de Nueva York de los cincuenta acompañado de un sutil jazz. A medida que el reloj avanza, se diluyen las ideas iniciales, se opta por explorar por otras, lo cual genera un problema de continuidad y hasta de conflicto si se quiere ver así. El espectador puede confundirse hasta el punto de no saber realmente de qué trata la película.

    De acuerdo con Norton, ‘Huérfanos de Brooklyn’ estuvo en la congeladora durante 20 años por distintas razones que impedían su realización. Sin duda, es un logro personal concretar esta clase de proyectos  en una industria donde cada día es más complicado levantar una producción que no sea dirigida a un público masivo. A pesar de la hazaña personal, queda la sensación de que esa pausa de 18 años en la carrera como director en Norton fueron un obstáculo para llevar a mejor puerto esta propuesta. 

     

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