Arráncame la vida

En la década de los años 30, el entorno político mexicana se ha alineado a la institucionalización como consecuencia a la Revolución Mexicana, con varios grupos buscando la consolidación del Estado. Es un periodo donde el círculo político se ha ido cerrando y nuevos caciques han reemplazado a los viejos y más tradicionales. En ese contexto, Catalina Guzmán es una joven de la ciudad de Puebla, con una familia de posición económica baja, que se muestra ingenua e inocente en el mundo que le rodea. Ante ella llega el General Andrés Ascencio, un hombre de mayor edad, con sus objetivos y aspiraciones políticas claras, escalando en el poder, quien se muestra interesado en la joven. Catalina se enamora del galante militar, el cual se ha mostrado elegante, caballeroso y culto y, al poco tiempo de iniciar su relación, accede a casarse con él. Sin embargo, en la vida matrimonial, el general ha mostrado su lado opresor, sometida a sus mandatos y deseos y relegada a cuidar la casa y esperar a su marido cada noche.

A medida que la carrera política de su marido crece, Catalina conoce a Carlos, un joven y sensible artista, director de una orquesta popular, con ideales opuestos a los de su marido. Entre ellos empezará un romance que pondrá en riesgo la carrera de Ascencio y en peligro la vida de los jóvenes amantes.