Chaplin era un perfeccionista a la hora de filmar, actitud que lo llevó a pasar dos años en grabaciones de la cinta. Varias personas del crew aseguraron que una escena de pocos segundos podía llevar meses.
Virgina, quien interpreta a la enamorada del vagabundo, no era una actriz profesional. Chaplin la descubrió en una función de box y llamó su atención que podía poner una expresión ciega sin fingir demasiado.
Chaplin despidió a Cherrill cuando ésta le pidió permiso para marcharse temprano el último día de grabaciones. En su lugar, Georgia Hale, que ya había trabajado con Chaplin en La Quimera del Oro, filmó las últimas escenas de la película.