La activista Malala Yousafzai es la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz, por su lucha conta la supresión de los niños y jóvenes y su derecho a la educación, recibido en 2014.
Luego del atentado, Malala tuvo que ser intervenida de emergencia, para salvar su vida. Le fue implantada una placa de titanio en su cabeza y un implante auditivo.
Aunque la chica quería ser doctor, su padre la convenció de volverse activista política.
Malala no guarda rencor alguno contra sus atacantes ni contra el régimen talibán. Su lucha es por el bienestar y el derecho de la educación de los niños en todo el mundo. En sus palabras: “No cuento mi historia por que sea única. La cuento precisamente porque no lo es”.