La cinta llevó el título de “En el mar también hay tiburones”, durante sus etapas iniciales de producción.
Como en sus previos trabajos, Garrido ha realizado esta cinta con un presupuesto muy bajo, empleando actores poco conocidos o algunos sin experiencia previa en el cine.
Es la séptima colaboración entre el director Martín Garrido y la actriz Beatriz Barón. Anteriormente trabajaron juntos en las cintas Qué puñetera familia (1981), Mordiendo la vida (1986) y Héroes de cartón (2001). Posterior a esta cinta, trabajaron en Turbulencia Zombi (2016) y Una función para olvidar (2017)