A mediados del año 2012, el periodista argentino Hernán Zin (Nacido en Siria) se encontraba en Afganistán, filmando un reportaje sobre los especialistas en desactivar bombas, cuando, de manera súbita, sufrió un fuerte ataque de pánico. Aterrorizado, salió del vehículo blindado, poniendo en peligro su vida y la de todos y corrió por el desierto cargando dos cámaras y su chaleco antibalas. En las consecuencias de la angustia, Hernán reconoció que debía hacer algo con esos sentimientos y que, dichas emociones, eran compartidas por varios colegas de todo el mundo. De esa forma, nació el documental Morir para contar, donde Zin explora un tema que no es conocido ni difundido como debería serlo: los resultados y traumatismos psicológicos sufridos por los periodistas que trabajan en zonas de conflicto, reflexionando sobre la manera en que cada uno de ellos debe enfrentar su propio proceso, a veces con trágicas consecuencias.