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    Stuber: Locos al volante
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Stuber: Locos al volante

    Dupla explosiva, pero sin motivación suficiente

    por Iván Romero

    Un día apacible y normal, como cualquier otro, Stu (Kumail Nanjiani) -un chofer de Uber- recoge a un pasajero que termina por ser un policía que anda detrás de un peligroso asesino. El conductor se descontrola y no sabe exactamente qué está pasando, pero deja que las cosas sucedan y, cuando menos lo piensa, está envuelto en una lucha por sobrevivir, ayudar a su pasajero y obtener una calificación de cinco estrellas por su servicio.

    Hay filmes en los que no es necesario pensar y sólo ayudan a aminorar los problemas por los que estemos pasando; la pasas bien y nada más. La intención de este tipo de producciones es clara: desconectar al espectador e introducirlo en una montaña rusa sin coherencia y muchas veces sin rumbo fijo. Stuber: locos al volante entra en esta descripción.

    En la década de los ochenta este tipo de películas se encontraban en su apogeo; la premisa era sencilla y la conocemos todos: dos personajes completamente diferentes se encuentran por convenientes situaciones del destino y en el viaje se compenetran y ayudan para lograr un fin en común (o a veces no tanto).

    Duplas cinematográficas como Riggs y Murtaugh en Arma mortal, interpretados por Mel Gibson y Danny Glover respectivamente; Thelma y Louise o John Belushi Vincent y Jules (John Travolta y Samuel L. Jackson) en Tiempos violentos (aunque aquí ya entramos en algo más de culto) son las parejas más representativas en el subgénero de la comedia de acción o como se le conoce también: “Buddy cop”; ahí Stuber: locos al volante sale muy bien librada.

    Kumail Nanjiani y Dave Bautista logran ese compadrazgo que se necesita proyectar a lo largo del filme. Ambos son distintos en todos aspectos, pero la dinámica de los dos es divertida, hábil y muy ligera. Desafortunadamente lo más destacado de la película es la relación de los protagonistas, fuera de ahí no hay nada más, ni tampoco alcanza la calidad suficiente para considerarla imprescindible.

    Es entretenimiento en toda la extensión de la palabra, cierto, pero exageradamente convencional. Hay escenas que bordan el límite de lo desagradable, es simplona y especialmente su texto es flojo. Ni la violencia gratuita, ni la improvisación de Bautista y Nanjiani, ni su explosiva química superan al guion. Sin ellos dos, el filme se hundiría a los cinco minutos.

    Ojalá Nanjiani y Bautista encuentren un mejor proyecto para que ambos vuelvan a colaborar, porque si algo le hace falta al género de la comedia y de la acción, son este tipo de parejas por las cuales el público se emociona y llenan las salas de cine. No es ser contradictorio, no es que la vayan a pasar mal viéndola, pero al terminar la película uno sale con la sensación de que pudieron haber invertido su tiempo en algo más. Y seguramente el uber de regreso a casa les dará mejor servicio que está película.

     

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