Mi cuenta
    Cats
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Cats

    No toda obra tiene que ser llevada a la pantalla grande

    por Iván Romero

    En 1991, con tan solo seis años, me llevaron al teatro con la intención de distraerme y divertirme. La sorpresa vendría con el lenguaje teatral, ya que se volvería más tarde una de mis pasiones a la par del cine. La obra en cuestión se titulaba Cats y probablemente ninguno de los asistentes sabían, pero era una adaptación autorizada de una obra de Broadway y creada por el maestro Andrew Lloyd Webber, quien ya traía una trayectoria sólida y exitosa en el teatro musical internacional con obras como Evita, Jesucristo superestrella y José el soñador.

    De pronto las luces se apagaban y gatos en forma de humanos salían por detrás de los asientos, contorsionándose de una manera extraña y dirigiéndose hasta el escenario en el cual se podía apreciar un basurero tres veces más grande de lo normal; no faltaban los niños que empezaban a llorar. Inmediatamente después un sinfín de luces de colores y una música psicodélica y extravagante (por lo menos a mí lo parecía a esa edad) sonaba a todo volumen mientras los gatos en conjunto cantaban sin cesar. Al parecer celebraban su reunión y a lo largo de la obra cada gato se presentaba con una pegajosa y rítmica canción.

    Sorprendido fue poco, salí extasiado de lo que acababa de ver. No sabía qué era exactamente, pero este universo de gatos angelicales en forma humana, si bien no me había enamorado, anidó en mí una pasión por el género que hasta hoy sigue generando la misma emoción cada que veo o asisto a un musical. La obra fue alabada y se sigue montando a sus casi 40 años de haberse estrenado. Está basada en una colección de poemas humorísticos del dramaturgo británico T.S. Eliot titulada El libro de los gatos habilidosos y era un montaje absurdo, surrealista, pero sumamente energético, vibrante y divertido que realmente no trataba de nada y a la vez tenía un claro mensaje de unión, perdón e inclusión. Si hay un clásico de Broadway ese es Cats.

    Tom Hooper, ganador del Oscar en el 2011 como Mejor director por El discurso del rey y teniendo en su filmografía la aclamada adaptación al cine del musical Los miserables, tuvo la osadía (o valentía) de tomar la obra de Lloyd Webber y adaptarla al cine. La pregunta es ¿cómo se adapta lo inadaptable? Ahí seguramente nació el reto para el inglés y se aferró hasta el último instante, ya que presentó su corte del filme horas antes de haberlo estrenado en la premiere mundial.

    Cats es un despropósito a niveles que no podemos dimensionar. Ya no hablemos de los malos comentarios que se generaron cuando lanzaron los primeros avances por el exceso de CGI, el terrible desempeño y de cómo se ha vuelto constante tendencia burlarse de la película sólo por el mero hecho de su existencia. Quizá los críticos y la audiencia también se cuelgan de cada detalle para seguir desprestigiando al filme por una sencilla razón: una ambición desmedida por sacar un producto cuya visión no era la correcta y la prisa de Universal (el estudio encargado de producirla) por estrenarla a pesar de que no estaba lista, pero querían optar a conseguir alguna nominación en la temporada de premios.

    El elenco está lleno de estrellas como Judi Dench, Ian McKellen, Idris Elba, Rebel Wilson, James CordenJennifer Hudson y Taylor Swift. Se nota el compromiso en cada uno de ellos. Para algunos fue su primera vez en una adaptación así, otros ya han probado las mieles del éxito como el caso de Hudson, quien ha estado en Hairspray Live y ganó un Oscar como Mejor actriz de reparto por Soñadoras, adaptación del musical de Broadway. Jennifer interpreta a Grizabella, una gata que tuvo sus años de éxito y que por malas decisiones en su vida, se encuentra en sus peores momentos, sola y rechazada por la comunicad Jellical de gatos y que al cantar “Memory” (la canción estrella) genera tanta empatía en su entorno que hasta el más cínico cae en ella. La actriz es quien menos dañada sale de tanto CGI y quien logra el mejor número musical, porque la canción funciona como reloj y su voz es inigualable.

    Hay tantos desaciertos y decisiones cuestionables en Cats que enumerarlas sería igual o más tedioso que las casi dos horas de duración del filme. Muchos se preguntan si todo lo negativo que se dice de la película es cierto y es que difícilmente alguien podría objetar un trabajo con tan poca visión y tan limitado en su montaje. Hooper tuvo un presupuesto millonario, sets a escala increíbles y al parecer no fue suficiente, porque lo que entregó es una película sin terminar, aburrida y sin el más mínimo ápice de pasión.

    El teatro es un espacio pequeño y puede jugar con muchos factores para llevarte a otros mundos; lo que hace Hooper es de una obviedad irritable cuyas resoluciones argumentales parecen sacadas del libro infantil más sencillo del mundo. Corta momentos donde pudiera explotarlos, crea situaciones que no existen en la obra para crear una narrativa insulsa y le da poder a un villano (Idris Elba) y a una protagonista (Francesca Hayward) de la manera más superficial y ramplona que habíamos visto en mucho tiempo.

    La adaptación de Cats a la pantalla grande quizá sea un parteaguas en Hollywood y tomen mayor precaución en la industria en su afán de explotar productos exitosos ya probados en otros lenguajes como el teatro. No es que deban dejar de hacerlos, sino deben trabajar más arduamente en saber diferenciar qué funciona y qué no. No toda obra tiene que ser llevado a la pantalla grande o viceversa ¿Cats se convertirá en película de culto, por el hecho de ser un trabajo tan deficiente? Lo dudamos, pero lo cierto es que una de las mayores lecciones al salir de Cats es que nunca debe perder la capacidad de asombro, porque es increíble que esto exista y vaya experiencia desastrosa.

    Comentarios

    Back to Top