En un pueblo del norte del país, una familia sencilla y moderada, los Treviño, debe resistir las desgracias y tropiezos que ha traído el patriarca, Don Cruz (Fernando Soler), a su puerta. Don Cruz es un hombre soberbio, machista y borracho, que rechaza el trabajo duro, que lastima y humilla a su esposa Bibiana (Dalia Íñiguez) y a su hijo, Silvano (Pedro Infante), un joven bondadoso, que siempre ayuda a la familia. Después de contraer una deuda de juego, y ser rescatado una vez más por su hijo, Don Cruz acepta la propuesta de Sotero (Francisco Jambrina) para postularse a un cargo público y, de esa forma, facilitar en los negocios ilegales que Sotero y amigos efectúan con frecuencia.
Pero a la par de este suceso, a Silvano también le ofrecen postularse para el mismo cargo, lo que lo llevará a competir contra su padre, no sólo por el puesto público, sino también por una vieja amante de Silvano, que no puede verlo en brazos de ninguna otra mujer, provocando aún más desgracias para la familia.
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