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    La casa lobo
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    La casa lobo

    Cuentos de hadas, cuánto nos han hecho creer

    por Uriel Linares

    ¿Cuántas veces hemos escuchado: “Y vivieron felices para siempre”? Nuestra inocencia ha cambiado con los años, mutando desenfrenadamente y ahora mismo estamos acostumbrados a despertar con oscuras cifras que empañan los noticieros e irnos a la cama con duras realidades. Estas sensaciones, en ocasiones sin esperanza, traen a la pantalla grande historias como La casa lobo, película animada en stop-motion que través de María (Amalia Kassai), una joven que escapa de una colonia alemana en pleno Chile de 1960, nos hace conocer el terror y la persecución que los seguidores de la esvástica esparcieron en Latinoamérica.

    Una auténtica experiencia súper sensorial dentro de un formato cinematográfico; es así como la producción dirigida por Joaquín Cociña y Cristóbal León impacta directamente en los sentidos del espectador: con baja luminosidad, sonidos nítidos y atmósfera tensa, la historia logra transportarte rápidamente al misterioso sitio conocido simplemente como “casa”; desde ese momento eres un fiel compañero invisible de la protagonista, la pequeña perseguida por una secta de alemanes. 

    La dedicación que existe detrás de la animación es digna de admiración, pero se debe tener muy claro el oscuro y caótico estilo que Cociña y León decidieron implementar, aquí no encontrarás genialidades coloridas y extremadamente detalladas como en las dos veces nominadas al Oscar, Kubo y la búsqueda del samurái (Travis Knight) y la reciente Isla de perros (Wes Anderson) que nos llevaron a otros rincones de nuestra imaginación por sus entrañables propuestas.

    Sin embargo, lo antes mencionado era necesario para crear un ambiente de horror utilizando diferentes técnicas de pintura y escultura, las cuales interactúan constantemente, logrando presentar un auténtico performance surrealista que pone en entre dicho nuestro sentido lógico acerca de las dimensiones.

    A pesar de la extrañeza, la animación se convierte en un sinónimo de inmersión artística y no puedes dejar de sentir curiosidad por la historia contada a pesar de la fragilidad que logra generar en el público. ¿Recuerdas ese compañerismo invisible junto a María? Es el mismo que busca implantar en tu mente la idea de persecución a través de ideas abstractas y técnicas experimentales en pintura y moldeado.

    Y es justamente este último concepto el que termina dañando la narrativa de la película. El planteamiento de la colonia alemana en Chile es entendible desde los primeros minutos, sin embargo, su joven protagonista experimenta una serie -interminable- de oscuras y extras situaciones que tocan temas religiosos, mágicos y espirituales que, al alcanzar la hora y 15 minutos terminas con muchas ideas borrosas sobre este hecho real. El guion fue escrito según los directores iban creando escenas frente a las cámaras, esto puede ser uno de los factores que les impidieron tener planteamientos claros.

    La casa lobo es una cinta que logra proyectar las parte de las oscuras preocupaciones que vivieron los verdaderos habitantes de la colonia nazi que albergó Chile de 1960 a 1990, además cuenta la historia a través de una clara similitud a las estructuras de cuento de los famosos Hermanos Grimm logra asemejar -al menos la primera parte de la película- la estructura y el camino que tomaría la joven María. Y como atractiva propuesta visual, toda la producción es contada a través de un plano secuencia, acentuando la complejidad entre técnicas artísticas utilizadas para conformar esta experiencia.

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