El estratega político Dominic Cummings encabeza una campaña popular, pero controvertida, para convencer a los votantes británicos de abandonar la Unión Europea. Empleó recursos informáticos y tecnológicos, algunos éticamente cuestionados, que le permitieron dirigirse a grupos específicos de electores indecisos. La historia se centra entre el verano de 2015 y el de 2016 cuando Cummings descubrió que la tecnología podría permitirle llegar a los grupos marginados, a través de las redes sociales, de una forma que nunca antes se había intentado. No se trató solo de publicidad dirigida, sino de minería de datos, en la que Cambridge Analytica jugó un papel muy importante. Utilizó la información para crear una campaña que jugó con los temores de las personas y les prometió un futuro mejor. El eslogan Vote Leave, "Take Back Control", reflejaba que abandonar la UE no era un cambio drástico, sino una reversión a un mejor momento. La campaña culminó con la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, lo que hoy conocemos como Brexit.