En la década de los años 60, el general Alfredo Ovando se convertió en presidente facto de la República de Bolivia. Personalidad clave en la historia del país, Ovando fue un cadete que, desde niño, enlistado en el Colegio Militar, fue ascendiendo en su carrera de forma veloz e inclemente. En 1964, como comandante en jefe del ejército, fue parte fundamental en el golpe de Estado para derrocar al presidente Víctor Paz Estenssoro y más adelante, en 1969, al presidente Luis Adolfo Siles Salinas. Figura amada y odiada en partes iguales, para su nieto, Mauricio Ovando, la historia era muy diferente. Todo lo que escuchaba de él versaba sobre el gran líder que era, el amor de todo un pueblo entero y la figura paterna responsable que mantuvo a la familia y a un gobierno en orden. A medida que fue creciendo, Mauricio empezó a descubrir muchas verdades que le ocultaron y, en sus palabras, con cada nuevo descubrimiento, algo se quemaba en su interior. Esta es la reflexión que hace sobre la figura de su abuelo.