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    Maiden: Ellas contra la marea
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Maiden: Ellas contra la marea

    Navegando contra el machismo

    por Tamara Cuevas

    En 1989 Tracy Edwards se declaraba no feminista – “odio la palabra feminista” – pero sus acciones en la Whitbread World Race demostraban justo por lo que pelea el movimiento: "Me gustaría que me dejasen hacer lo que yo quiera y no veo por qué no tienen que dejarme navegar por el hecho de ser chica."

    Tras ser expulsada de la prepa luego de 26 suspensiones, Tracy Edwards huyó de un padrastro violento y una estructura familiar rota para encontrar su vocación en Grecia: la navegación. Aunque al principio fue mesera, se coló como cocinera a un yate que la llevó por primera vez a darle la vuelta al mundo en la Whitbread World Race. 

    Chistes misóginos y un compañerismo falso fue lo que Tracy tuvo que soportar para aprender las tácticas de un deporte que era considerado únicamente para hombres, pero tan convencida estaba de lo que quería hacer que, al siguiente año, reunió a la primera tripulación femenil para competir la carrera de 33 millas que, básicamente, le daba la vuelta al mundo. Maiden – Ellas contra la marea, un documental de Alex Holmes, cuenta la historia de la mujer que no se consideraba feminista pero tenía el espíritu de la más. 

    A través de entrevistas con la histórica tripulación del Maiden (que se puede traducir a virgen, solterona o como un sinónimo de amateur), el director no solo pone sobre la mesa la motivadora y sorprendente historia de Tracy y su yate, sino que además muestra el aguerrido y tóxico machismo que se vivía en el 89, que, a decir verdad, no dista mucho del que vivimos todavía hoy. La historia que cuenta Ellas contra la marea es lineal y no necesita de grandes momentos de suspenso para mantener la atención del espectador. La narración es tan envolvente y está tan bien contada que después de los primeros minutos ni siquiera será necesario saber si la tripulación sale victoriosa, pues el verdadero premio no será una recompensa monetaria o el trofeo al final de la carrera, la hazaña de Tracy es tan importante y resuena tanto en estos días (luego de una masiva marcha del #8M) que llega como una cubetada de agua fría. 

    Uno de los aspectos más valiosos de Ellas contra la marea es que muestra la praxis de varios agentes que rodean a un temeroso, emocionado y apasionado contingente de mujeres nadando en un mar abierto de machistas, uno de ellos es la prensa. Preguntas amarillistas que buscaban confirmar la hipótesis de que el Maiden era una jaula de locas en el que las mujeres, por ser mujeres, peleaban unas contra otras; notas que describían al yate como "una lata llena de zorras", y la constante desaprobación de los periodistas fueron el pan de cada día para estas mujeres durante los 9 meses que duró la experiencia. 

    Lo más alarmante no está en la actitudes de estos hombres (si bien el panorama no ha cambiado demasiado, hoy es mucho más fácil detectar y señalar a quienes se expresan con el machismo en la boca) sino que durante sus entrevistas en el documental, estos periodistas vuelven a reír de su comportamiento, escudándose en que eran otros tiempos.

    Tracy, Tanja, Mandi, Mikaela, Claire, Michele, Sally, Dawn, Nancy, Jeni, Jo, Sarah, Kristin y Angela (la tripulación completa del Maiden) lograron reconocimiento mundial y probaron, a los medios y a los escépticos, que ni los deportes ni algún otro aspecto de la vida está prohibido para las mujeres por el simple hecho de serlo. Hoy el Maiden ha sido restaurado y realiza una gira por mar abierto para recaudar dinero en pro de la educación de otras niñas que, como las otras tripulantes del yate en el 89, tienen un sueño por cumplir. 

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